Alianza. Madrid (2004). 264 págs. 14 €.
Álvaro Marchesi, catedrático de Psicología Educativa y de la Educación, fue secretario de estado de los Ministerios de Educación socialistas de 1984 hasta 1996, y uno de los principales inspiradores de la LOGSE. Sus ideas suelen coincidir con las propuestas educativas de los dirigentes socialistas. En este sentido, el capítulo final de este libro puede decirse que ha servido de modelo para reforma educativa que hoy propone el gobierno socialista tras la paralización de la Ley de Calidad de la Educación (LOCE).
«Qué será de nosotros, los malos alumnos» es un libro dedicado al fracaso escolar, manifestado en ese 26% de los alumnos que no acaban los estudios obligatorios. Se trata de un porcentaje preocupante, que de alguna manera certifica el fracaso de las últimas reformas educativas, en especial de la LOGSE (aunque este examen crítico no aparezca en esta obra). El libro analiza las razones del fracaso escolar y propone sugerencias para evitar este peligroso lastre educativo y social.
Para Marchesi, el fracaso escolar puede abordarse desde dimensiones psicológicas, socioculturales y pertenecientes al mundo de la escuela. Marchesi disecciona el perfil de los alumnos que fracasan, se extiende en la importancia que tienen los padres para plantear soluciones certeras, indica la influencia del contexto social y cultural, y comenta el estado anímico de los docentes para enfrentarse a las nuevas obligaciones que la sociedad demanda de los centros educativos.
Muchas de sus sugerencias merecen ser tenidas en cuenta: que los alumnos dediquen más tiempo a la lectura, que se evalúe mejor a los alumnos de la Educación Primaria, que puedan realizarse desdobles en las materias instrumentales, que los centros aumenten la oferta de programas de diversificación curricular, etc.
Más discutibles resultan sus propuestas ideológicas. Marchesi sigue sin apreciar el papel social y educativo que cumple la escuela concertada, a la que suele mirar con recelo señalando casi siempre su obsesión por la selección de alumnos. Es cierto que también pide para la escuela concertada una mayor dotación económica, que debe traducirse en la actualización de los módulos de conciertos y en las mejoras para el profesorado. En relación con la admisión de alumnos, su postura coincide con la que ya se ha emprendido en las comunidades gobernadas por los socialistas: es partidario de las comisiones de escolarización centralizadas, que cercenan por la vía de los hechos la libertad de enseñanza.
Como sucede cuando examina la LOGSE, se aprecia un análisis ingenuamente utópico de muchas cuestiones educativas -como la formación para la ciudadanía- y una visión estatalista de algunos problemas. Siempre que aparece la libertad de enseñanza la ve de una manera negativa. Para Marchesi, lo que define a una opción política es su actitud ante la equidad. A la hora de analizar los diferentes modelos, cae Marchesi en un fácil maniqueísmo, que contribuye muy poco a alcanzar el pacto escolar, que reclama en este libro, entre todos los agentes educativos.
Adolfo Torrecilla