La excelente monografía del Prof. Onésimo Díaz sobre Rafael Calvo Serer y los proyectos culturales que éste desarrolló en los años cuarenta en España y en Europa, nos introduce en el mundo cultural del primer franquismo y de los tímidos pasos para la restauración de la monarquía en España al término de la guerra civil.
Con documentación de archivo, en gran parte inédita, el autor va desgranando los avatares culturales de un período, que aparece lleno de actividad de hombres y de proyectos alrededor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad Menéndez Pelayo, etc.
En este trabajo queda claro que Calvo Serer, catedrático de la Universidad de Valencia (1942) y después de la Universidad Central (1946): “no era el profesor universitario que se dedicaba a dar las clases magistrales y publicar libros como fruto de una larga y detenida investigación en archivos, sino un hombre interesado en dar vida a un buen número de empresas culturales”. Así lo demuestra esta investigación: la revista Arbor del Consejo, la Biblioteca del Pensamiento actual de la editorial Rialp, los contactos con intelectuales extranjeros, etc.
En el período de 1943-1953, los proyectos culturales del catedrático valenciano tenían unos objetivos claros y nítidos: “En esta cosmovisión Calvo Serer miraba más allá de la situación española y tenía como horizonte la renovación de la cristiandad, es decir, la reconstrucción de una determinada tradición cultural europea, que había sido marginada por las corrientes del pensamiento herederas de la Reforma y de la Revolución francesa”.
Calvo Serer buscó rodearse de jóvenes intelectuales a los que animaba a entrar en la investigación y a leer a los autores extranjeros en boga: “La Nueva España debería ser dirigida por una minoría selecta de intelectuales bien formados en la ortodoxia espiritual, cultural y política del magisterio de Menéndez Pelayo” . De todas formas, después de leer estas páginas queda una duda: ¿Realmente formó un grupo en Arbor o simplemente eran amigos que vibraban con ideales culturales comunes y en parte distintos?
En cualquier caso, Calvo Serer fue siempre fiel a D. Juan de Borbón desde 1943, cuando le conoció en Suiza. Finalmente, en 1953 entró a formar parte del Consejo Privado del Rey y, desde ahí, comenzó a transformar definitivamente su andadura cultural en política. Dejó la dirección de la revista Arbor y, poco después, el 6-XII-1953, publicó en Écrits de Paris un artículo propugnando la monarquía como tercera fuerza política. “Todo parece apuntar que el artículo desencadenó un enfrentamiento dialéctico que terminó con la derrota del estratega del grupo Arbor, al fracasar la puesta en escena de una posible tercera fuerza nacional que pudiese sustituir a los democratacristianos y los falangistas. La victoria de éstos últimos fue pírrica por el propio desgaste de Falange y la desunión en el Ministerio de Educación” .
Fue destituido de sus cargos en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y desde 1960 con la excedencia de su cátedra, se dedicó a escribir y a viajar por Europa, donde su pensamiento iría evolucionando. Pero eso es otro libro.