Escritor y profesor de Literatura, Gabriel Insausti (San Sebastián, 1969) ha publicado un ensayo sobre el poeta Gerard Manley Hopkins, Verdad y belleza. Ha reunido sus aforismos en Saque de lengua, y en 2012 publicó un excelente volumen de sus diarios, Cámara oscura. Es autor también de un conjunto de narraciones breves: La sombra del nogal.
Estas obras, y otras, hablan de un escritor experimentado y muy sólido que maneja a la perfección diferentes registros literarios, como se puede apreciar en este nuevo volumen, en el que se mezclan varios géneros.
Comienza el libro con un prólogo dedicado a rememorar el impacto que el autor sufrió tras conocer el suicidio de un amigo. En el resto de los capítulos, aglutinados en torno a ideas centrales sobre las que construye su existencia, incluye numerosas reflexiones sobre el arte, la literatura, la estética, la religión… Son reflexiones poéticas e intelectuales que parten de recuerdos, de una experiencia personal, de una lectura, de un fortuito encuentro. Ese chispazo inicial le sirve para, en breves párrafos, elaborar agudas intuiciones y profundas observaciones con las que traza una interesante radiografía de sí mismo y del mundo de hoy, de sus valores y de sus carencias.
Insausti se muestra poco complaciente con el derrotero de algunas cuestiones culturales de gran calado. Pero su discurso llama la atención sobre todo por la cantidad de ideas que sirven para enriquecer la vida actual desde muchas posturas. En este sentido, el arco de sus reflexiones es muy amplio: la contemplación, el mundo, el lenguaje, el amor, el misterio, la presencia de Dios…
En sus observaciones aparece unas veces el Insausti poeta; otras, el ensayista; otras, el diarista…, aunque por encima de todas domina el Insausti reflexivo y culturalista, con sugerentes comentarios sobre la vida y la literatura anclados en su propia experiencia intelectual y en pensamientos de escritores clásicos y contemporáneos: Dante, Proust, Goethe, Hopkins…
El libro contiene también un buen número de aforismos, muy certeros e incluso irónicos: “Qué inquietante: un alumno me ha preguntado cómo se deletreaba el nombre de ese Xespir”; “Dios se disfraza de rutina”; “Newton enunciaría hoy la ley de la levedad”; “La adolescencia ya no es una edad ni una circunstancia. Es una vocación”.
Esta pluralidad de temas, estilos, registros, contenidos… hace que la lectura de este volumen polifacético sea muy amena, pues continuamente va pasando de una cosa a otra, sin que pierda interés ni calidad. Y, además, incluye poemas propios, muy conseguidos, con los que explica en otra clave su interior.