Si hay un ámbito clave en el desarrollo científico de hoy es el de las neurociencias. El cerebro ha ejercido siempre una enorme fascinación sobre el hombre, que se ha propuesto descifrar su misterio; pero el atractivo de lo neuronal ha aumentado en los últimos años gracias al avance de la biología molecular y la mejora de las técnicas de neuroimagen. Junto con ello, sin embargo, también han proliferado las explicaciones reduccionistas. Giménez Amaya, médico, sacerdote y filósofo, recoge en este libro un conjunto de reflexiones sobre neurociencia, explicando al profano muchos de sus aspectos, y ofreciendo criterios de juicio.
La aproximación de Giménez Amaya es enriquecedora porque insiste en la necesidad de un enfoque interdisciplinar, una idea en la que insistía ya en otro de sus libros, Biología y racionalidad, escrito junto a José Ángel Lombo. Es evidente que, ante el cerebrocentrismo y la obsesión por encontrar la clave material del arcano del hombre, la perspectiva que hace justicia a la persona es la que recuerda que no es meramente una urdimbre de neuronas. El alma no es el cerebro, explica, y las realidades espirituales no se pueden abordar pertrechados únicamente de un utillaje científico.
Pero ¿cómo hacer frente a esa tendencia materialista percibida en las noticias sobre los adelantos en biología molecular o en las técnicas de neuroimagen? Lo más aconsejable es la cautela. A este respecto, con motivo de un artículo de Science, comenta: “Las decisiones humanas tienen una complejidad que no puede resumirse en la activación de unas cuantas áreas corticales o en la influencia de un determinado neurotransmisor”. La neurociencia no tendría que abrigar objeciones, sino reconocer su insuficiencia para explicar determinados fenómenos.
Dentro de su variedad temática, estos comentarios resultan muy útiles para comprobar cómo el sueño comtiano, que auguraba la sustitución de la metafísica por la ciencia, no ha dejado de ser una utopía. Las emociones, la libertad, la felicidad, la risa o el estrés son algunos de los asuntos que Giménez Amaya explora para ilustrar la complejidad de lo humano.