Sin duda alguna era necesaria esta segunda entrega de Nacho Tornel, mediador familiar y experto en resolución de conflictos en la pareja. Después de Enparejarte, libro en el que sobre todo profundizaba en aquello que hace que una pareja pueda conectar desde lo más epidérmico hasta lo más espiritual, llega ahora Relacionarte. En esta nueva entrega, propone un viaje desde dentro hacia afuera por los distintos círculos concéntricos que rodean a la pareja: hijos, amigos, familia extensa, trabajo…
Con una mirada amable, pero también franca, Tornel comparte su experiencia a través de decenas de historias que ilustran las dificultades que encuentra una pareja. Son historias muy cercanas protagonizadas sobre todo por personas que desean quererse y hacer las cosas bien; de ahí que acudan a la consulta de un experto. El desconcierto que produce la llegada de un hijo puede ser lógico si se tiene en cuenta que de la teoría a la práctica hay una distancia importante. No es difícil, por otro lado, que un matrimonio pierda de vista que cuidar su relación es lo mejor que puede hacer por sus hijos. Nada hay que no pueda solucionarse si crecer juntos y unidos es la principal actitud. Con esa unión, Tornel se refiere a que la familia nuclear debe saber desarrollar su propia personalidad en el espacio de la familia extensa (padres, suegros, cuñados…) que, en ocasiones, sin mala intención puede producir interferencias.
A lo largo del libro, se pone de relieve también que, cuando uno adquiere un compromiso de vida con alguien, es inevitable que todo cambie; ni el tiempo dedicado a los planes sociales individuales y a las aficiones podrá ser ya el mismo. Según Tornel, la pareja debe encontrar el modo de evolucionar al unísono y unificar poco a poco los ritmos si son diferentes. Por supuesto, siempre hay una transición con desequilibrios o desajustes, pero el amor es el que se impone cediendo y donándose al otro.
Por último, Relacionarte realiza una interesante reflexión sobre el estado de la sociedad actual y su agresivo individualismo, que propone precisamente la búsqueda del bienestar propio a toda costa y hace buenas actitudes que, según Tornel, son peligrosas para la vida en pareja. Para pertenecer al otro hay que entregarse y la mutua pertenencia no tiene ni un solo punto en común con el sometimiento, precisa. Por supuesto, el equilibrio personal de cada uno es importante y perfectamente compatible con el de los dos para que la relación sea, como señala el subtítulo, “una alianza imbatible”.