Muchnik Editores. Barcelona (1995). 176 págs. 2.000 ptas.
Ya se había publicado en 1992 la obra de este siciliano De noche, casa por casa, premiada en su país. Ahora, casi diez años después de su aparición en Italia, se traduce esta peculiar novela de Vincenzo Consolo (1933), considerada su mejor obra.
Se trata de un original poema narrativo dividido en tres partes (como las que forman las tablas de un retablo): una presentación, el desenlace y, entre ellos, el grueso de la historia: el relato de un viaje que emprenden por Sicilia los dos protagonistas. Los amores desdeñados que padecen son la excusa para una descripción poética de la isla, en persecución de un pasado que ofrezca a un joven pintor y a su criado más de lo que les da el presente. Así, Sicilia, siglo XVIII, es la auténtica protagonista de la novela.
La historia se resume en una sucesión de encuentros (con poderosos, pastores o malhechores) y una descripción de lugares, que dan pie a ligeras reflexiones sobre el amor, la primacía del ser sobre el tener, y el arte. Aparecen en dos ocasiones referencias veladas al comportamiento licencioso de algunos clérigos.
Vicenzo Consolo tiene una concepción elevada de la literatura. Su vocación de escritor de minorías se muestra en el despliegue sorprendente de orfebrería lingüística que nos ofrece, en la multitud de referencias cultas (de historia, literatura, mitología, etc.) y en la originalidad de su forma de contar (por ejemplo, en una ocasión se enfrenta a la vez, en páginas alternas, con las dos historias de amor). Su expresión es sonora e intensa, más a propósito para la poesía que para la narrativa, donde resulta sobrecargada y barroca. Novela poco convencional, muy descriptiva, densa y exigente.
Javier Cercas Rueda