Minúscula. Barcelona (2005). 207 págs. 15 €. Traducción: Eugenio Bou.
Werfel, nacido en Praga en 1890, es uno de los más completos escritores en lengua alemana, no sólo porque escribiera poemas, novela, teatro, ensayo…, sino porque además manifiesta los más diversos registros: uno es el tono, por ejemplo, de «El Cielo a buen precio» o «El Cielo malversado», según otra traducción (1939), o el de su famosa «La canción de Bernadette», dos años posterior…, y muy distinta es la manera de esta «Reunión de Bachilleres» (1928), de su primera época, o «Una letra femenina azul pálido» (ver Aceprensa 106/94), de sus últimos años.
Werfel, judío, siente al mismo tiempo, íntimamente, la piedad católica. La relación cristianismo-judaísmo es uno de los temas centrales de su obra, siempre impregnada por lo sobrenatural. El mundo cultural austriaco (se establecerá en Viena) es otro de los elementos integrantes de su obra. Amigo de Kafka y de Max Brod, se casa con la viuda de Gustav Mahler.
«Reunión de bachilleres» expresa una de las constantes de su poesía: el sentimiento desgarrador de la fraternidad humana, una piedad volcada sobre las víctimas y los que sufren. Pero al mismo tiempo esta novela, cuyo subtítulo significativo es «Historia de una culpa juvenil», es también la descripción de la crueldad adolescente y juvenil, expresada con tanta eficacia que a veces resulta casi insoportable leer, y ver en la imaginación, y entender, hasta qué punto llega la maldad humana.
Por medio de una original y sencilla estructura Werfel crea la duda y el interés sobre la identidad -pasados más de veinte años- de uno de los protagonistas de esa historia juvenil, que parece tan real. Muestra aquí el autor su característica finura y penetración psicológicas, y su capacidad de caracterización de personajes y de ambientes. Es un libro casi cincelado, en el que no parece ni sobrar ni faltar nada.
La figura de Franz Werfel ya era odiada y perseguida por los nazis tras 1933, al publicar «Los cuarenta días del Musa Dagh» (ver Aceprensa 44/04). Y en 1938, al entrar las tropas de Hitler en Austria, tuvo que huir de Viena. En 1940, con su mujer, Alma, y algunos amigos, consigue llegar a California; su paso por Lourdes «le obliga» moralmente a escribir la citada «Canción de Bernadette». En 1945 muere en Beverly Hills, con 55 no cumplidos.
La obra de Franz Werfel, amplia y sólida, honda y espiritual, de gran valía literaria, parece que se está revalorizando al paso del tiempo.
Pedro Antonio Urbina