Rialp. Madrid (2000). 198 págs. 1.600 ptas.
Este libro es el relato autobiográfico de un joven matrimonio estadounidense que, queriendo ser mejores presbiterianos, llegan a ser católicos por convencimiento. Si otras conversiones son el paso de la increencia a la fe, esta es el despliegue de una postura inicial profundamente religiosa, unida a arraigados prejuicios anticatólicos. Scott, prometedor teólogo presbiteriano, y su esposa Kimberly comparten un serio interés por el estudio de la Sagrada Escritura y un mismo afán de dar una proyección cristiana a su matrimonio. Y será ese deseo de profundizar en la fe lo que acabará llevándoles a la Iglesia católica a lo largo de los años ochenta.
En su relato destaca una gran honradez intelectual, favorecida por una conducta recta. Es sintomático, por ejemplo, que, bastante antes de hacerse católicos, decidan abandonar el uso de anticonceptivos tras estudiar el asunto y convencerse de que -por una vez- la Iglesia católica tenía razón. Después, en un proceso sembrado de lucha interior y dudas, pero siempre presidido por el amor a la verdad, irán comprendiendo esos puntos doctrinales -como la doctrina de la justificación, el papel del Papa, la Virgen María…- que suelen ser obstáculo para un protestante.
El relato, que alterna párrafos de Scott y de Kimberly, permite ver el camino de cada uno y las tensiones que surgen en el matrimonio, cuando él se hace católico cuatro años antes que ella. Pero la lealtad y el respeto de cada uno por el itinerario del otro acaban reforzando su unión.
Para un católico, el libro ayuda a comprender cómo se ve la doctrina católica desde fuera, e incluso los obstáculos que un converso puede encontrar tras ser admitido en la Iglesia. Por ejemplo, dicen los Hahn, aunque los nuevos conversos normalmente sienten que «han vuelto a casa» al hacerse católicos, no siempre «se sienten en casa» en sus nuevas parroquias, por falta de un vivo sentido de comunidad. A la vez, se advierte su alegría al descubrir aspectos de la fe católica -como la presencia real de Cristo en la Eucaristía, la unión entre la Biblia y la liturgia, la armonía entre Escritura y Tradición, la unidad basada en el Papa-, que antes rechazaban. Paradójicamente, algunos puntos a veces discutidos entre los católicos son los que ellos descubren como una riqueza insospechada.
El ambiente en que se desenvuelve el relato es peculiar, ya que se trata de la familia de un pastor y teólogo, que se mueve en esos círculos. También algunas reacciones y expresiones de los Hahn reflejan más la sensibilidad religiosa norteamericana que la europea. Pero, en cualquier caso, los Hahn ofrecen un testimonio cálido, alentador y realista de su «vuelta a casa».
Juan Domínguez