Continúa rescatándose a buen ritmo la mayoría de los libros que escribió el periodista Julio Camba (1884-1962), considerado uno de los grandes del periodismo español. Si el año pasado se publicaban Mis páginas mejores (ver Aceprensa 26-09-2012), en los últimos meses se han reeditado estos dos volúmenes (Sobre casi todo y Sobre casi nada), los dos publicados en 1928, y la editorial Libros del KO ha publicado Maneras de ser periodista, conjunto de artículos de Camba sobre el periodismo, el periodista y los periódicos recopilados por Francisco Fuster y que abarcan desde 1913 hasta 1959. Sorprende que en plena crisis del periodismo, hoy más que nunca se valoren las columnas no solo de Julio Camba sino también de Manuel Chaves Nogales, Gaziel, Josep Pla, Wenceslao Fernández Flórez, César Gonzalez Ruano y otros escritores que brillaron con sus colaboraciones periodísticas antes y después de la Guerra Civil española.
Julio Camba fichó por el diario ABC en 1913, cuando ya era un columnista prestigioso. La colaboración duró hasta su muerte, aunque también escribió para otros periódicos y revistas. La mayoría de sus libros contienen las colaboraciones que escribió para estos medios. Algunos están dedicados a sus aficiones gastronómicas, como La casa de Lúculo (1929), otros a describir a su manera la realidad presente y otros muchos a sus libros de viajes, pues Camba fue corresponsal de prensa en Estambul, Berlín, París, Londres, Nueva York, Roma, Lisboa…
Estos dos volúmenes que publica Renacimiento, Sobre casi todo y Sobre casi nada, explican bastante bien las cualidades periodísticas de Camba, un escritor que es capaz de convertir cualquier tema en un artículo de folio y medio. Como él mismo afirmó: “Yo lo mismo hago un artículo con una noticia de tres líneas que leo en el Daily Telegraph, que con las obras completas de Voltaire”. Lo suyo es acercarse a la realidad para, sin agotarla, dar la vuelta a los tópicos y a los lugares comunes. En toda noticia y circunstancia es capaz de encontrar una mirada insólita para describir sus impresiones. Como escribe Juan Bonilla en el prólogo de Sobre casi todo, lo que más sobresale de sus artículos es “su capacidad para fijarse en temas aparentemente nimios y marginales”. Y Felipe Benítez, autor del prólogo de Sobre casi nada, matiza, por su parte, que Camba no busca en sus columnas adoctrinar “ni dilucidar incógnitas sociológicas pasadas o presentes, sino juguetear (…) con la realidad, reducirla a un chascarrillo ameno, con la atención puesta en el detalle y no en la panorámica”.
Que nadie busque en Camba una explicación sesuda a los males o bienes del mundo. Con mucha ironía, él decía que “por fortuna, yo soy un escritor decorativo y me dedico a una literatura fácil, superficial y pintoresca”. Su punto de partida suelen ser originales observaciones sobre multitud de temas, la mayoría sin importancia, a los que aplica su agudeza e ironía diáfanas. Y es que Camba, escritor en periódicos, siempre busca, con mucho humor, claridad, concisión, rapidez, exactitud, transparencia…
Estos dos libros, muy bien editados, son otra posibilidad, pues, para disfrutar de un periodista que ha ejercido como maestro de periodistas y que, además, supo trasladar a sus breves columnas, sin estridencias, el aire de su época.