Península. Barcelona (1999). 319 pág. 2.700 ptas.
García Gual es conocido por su actividad como crítico y su labor docente en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, donde es profesor de griego. Tiene publicados libros sobre cultura clásica y sus artículos aparecen asiduamente en diversos diarios y en revistas especializadas. Este libro es una recopilación de algunos de estos ensayos, escritos entre 1990 y 1998.
El denominador común de los artículos es alertar sobre el abandono de la literatura, y en especial la clásica, en la enseñanza. Frente a esta tendencia, García Gual defiende la necesidad de la formación humanística clásica. La literatura, tanto la narrativa como la poesía o el teatro, tiene una función didáctica por sí misma y muestra al hombre tal como es, bajo el condicionamiento de un tiempo y unas circunstancias concretas. Sin embargo, la enseñanza universitaria actual está centrada de modo pragmático en dotar a los estudiantes de una salida laboral, sin medir las consecuencias del descuido de la formación humanística. García Gual, que ha intervenido en el debate de las humanidades suscitado en los últimos años, hace ver la carencia que esto supone para el cultivo del espíritu.
El libro arranca con un artículo sobre la reforma de las humanidades y le siguen otros sobre las distintas funciones de la literatura en los estudios universitarios. Las inquietudes de pensadores extranjeros como Allan Bloom, Italo Calvino, La Fontaine o Borges, hacen reflexionar al autor sobre el espacio que los clásicos universales ocupan en la formación cultural del hombre occidental contemporáneo. Se plantea también la posibilidad de crear un canon de textos comunes a la cultura mediterránea y anglosajona que sea universalmente aceptado y que además siente la base de una formación literaria integral.
García Gual tiene una excelente capacidad de síntesis y su habilidad pedagógica pone al alcance de cualquiera las partes más estrictamente filológicas, como es el estudio sobre la relación de Borges con los clásicos griegos y latinos con el que pone fin al libro.
Carlos Segade