Debate. Madrid (1995). 687 págs. 4.975 ptas.
William Gaddis, veterano escritor norteamericano, nacido en 1922, ha sido considerado como el equivalente a James Joyce en la otra orilla del mundo anglosajón. Pueden encontrarse coincidencias con el experimentalismo estilístico y el tratamiento narrativo, que redundan en el carácter difícil y minoritario de sus obras.
Quizá algo parecido a lo que Joyce hace con la sociedad irlandesa es lo que Gaddis ofrece en esta extensa parodia sobre la manía de sus compatriotas de pleitear por motivos ridículos, exigiendo, por daños y perjuicios carentes de toda base lógica, indemnizaciones fantásticas. Este «pasatiempo favorito» nacional hace proliferar extravagantes despachos de abogados que desarrollan una actividad paranoica. Con tremenda ironía, el autor llena más de quinientas páginas a base de un continuo diálogo entre los personajes principales: un profesor de historia, su amante, su hermana y el marido de ésta, naturalmente dedicado a la abogacía. Sus conversaciones, delirantes y entrecortadas, en las que apenas se escuchan unos a otros, ponen de manifiesto los fallos del sistema judicial norteamericano, a la vez que reflejan una sociedad ferozmente competitiva, obsesionada hasta la demencia por el dinero y, no tanto, pero también, por el sexo.
Su denuncia es certera y eficaz, pero, debido a la peculiar factura del estilo, denso, acumulativo y con una sintaxis barroca, su lectura exige un gran esfuerzo de concentración y resistencia. Quizá, para entender lo que Gaddis quiere comunicar, no era necesario intercalar tantos textos de sentencias judiciales ni tantos fragmentos de la extravagante pieza teatral del profesor de historia, por la que acusa de plagio a un productor de cine.
Pilar de Cecilia