Tusquets. Barcelona (2002). 130 págs. 11 €.
El escritor leonés es uno de los poetas más interesantes del panorama de la poesía española actual, y Tiempo y abismo uno de sus mejores libros, a mi modo de ver, emparentado con otros recientes como Los silencios de fuego y Libro de la mansedumbre (ver servicio 74/97), aunque los supera en cierta medida. Colinas está al margen de encasillamientos; la suya es una voz muy personal, aunque se le suele englobar en la nómina culturalista de los años setenta. Después de haber vivido durante bastantes años en Ibiza, Colinas ha regresado a su Castilla natal. Esto afecta a los primeros poemas del libro, que son como un retorno a los orígenes, agrupados bajo el epígrafe Penumbras del noroeste: paisajes y personajes recuperados con una nueva mirada, por el paso del tiempo; pero también con la perspectiva de las grandes cuestiones sobre el ser y la eternidad («Abre la nieve prados en mis ojos / hacia una infinitud ¡tan duradera!»).
En el segundo grupo de poemas (Del ser y del no ser), Colinas nos traslada de sus orígenes familiares a sus raíces y referencias culturales y poéticas: Bach, Rilke, Cioran…, los viajes, Italia. Pero el trasfondo es el mismo, de búsqueda de sentido a través de la belleza, del amor, del bien, sin escaparse de la realidad inmediata. En la tercera parte, Clamor del más allá, se produce el salto, porque el poeta encuentra algunas huellas de trascendencia, de Dios, en un tono que recuerda mucho a los místicos (huertos, agua, jardines, canto, llama, noche y luz son las imágenes más usadas), con poemas especialmente intensos como La llama que canta. Un libro importante, sereno, enriquecedor, con un ritmo y unas imágenes muy conseguidos: una invitación a recuperar la interioridad, la capacidad para contemplar y ver y escuchar de otro modo.
Luis Ramoneda