Ricardo Estarriol (1937-2021) fue un experimentado periodista, corresponsal del periódico La Vanguardia en Viena, desde donde viajó a Rusia y a los demás países comunistas durante cuatro décadas. Sus vivencias quedan brillantemente plasmadas en el libro póstumo Un corresponsal en el frío. Memorias de 40 años entre España y el Este de Europa. Realmente, es un testigo excepcional de la evolución y caída de la Unión Soviética, y después, de la disolución de Yugoslavia.
El periodista vivió de cerca los múltiples sucesos acaecidos en la Europa central y oriental durante la Guerra Fría. El libro da a conocer los hechos históricos que marcaron el destino del mundo durante los años de conflicto latente tras la Segunda Guerra Mundial, con la precisión de quien conoce los lugares y a los principales protagonistas: revive en estas memorias las conversaciones que publicó en sus crónicas. Estarriol se detiene con especial atención en acontecimientos como las visitas del Papa Juan Pablo II a Polonia, el contexto y las consecuencias de la caída del Muro de Berlín en los países del bloque comunista y, en fin, la gran crisis política y humanitaria de los Balcanes.
Un corresponsal en el frío explica los sucesos desde su experiencia personal, que no coincide lógicamente siempre con estereotipos extendidos. Olvidan, por ejemplo, el control total del Partido Comunista, especialmente dirigido a los posibles disidentes y, desde luego, a los periodistas nacionales y extranjeros: el propio Estarriol pudo leer años después los informes sobre su persona, que incluían el fallido propósito, incluso, de intentar implicarle en actividades de contraespionaje.
El autor describe también las persecuciones contra los cristianos en esa época de dominación comunista. Relata de modo particular las dirigidas contra los principales obispos de los diversos países. También aquí escribe desde lo vivido, por su condición de creyente, miembro del Opus Dei desde los años cincuenta. En este aspecto, Estarriol es, además de testigo cualificado, protagonista de la expansión del trabajo apostólico de la institución fundada por san Josemaría Escrivá: desde Austria, y a petición de los obispos de las diversas regiones, esa labor fue dando pasos precisos, que el autor relata con la misma naturalidad y sencillez que recorre su libro. No omite algunas dificultades, ni tampoco momentos difíciles derivados de la “desinformación” de los correspondientes partidos comunistas. Tal vez sin proponérselo expresamente, Estarriol acierta a describir la normalidad de su unidad de vida, propia de un periodista, miembro del Opus Dei, que realiza su trabajo con calidad humana, sentido espiritual y afán de servir al mejoramiento de los demás luchando por encontrar y difundir la verdad y la realidad de las múltiples circunstancias humanas.
El libro está escrito con buen estilo, soltura y precisión. Se lee con facilidad y mantiene el interés sobre la evolución de los acontecimientos. Sin duda, la abundancia y rigor de los recuerdos de Ricardo Estarriol, hacen de esta autobiografía una fuente de entidad para los historiadores que investiguen esta época crucial para tantos países del Este de Europa y para el equilibrio de fuerzas durante la guerra fría.