En noviembre de 1975 nace la República Popular de Angola. Testigo de la independencia angoleña, el periodista polaco Ryszard Kapuściński decidirá quedarse a narrar la batalla que se libra por el poder entre las dos facciones independentistas. Resultan conmovedoras las páginas del libro en las que se describe cómo Angola va quedando abandonada: ante la inminencia de la guerra, se marchan los extranjeros, los bomberos, la policía, los basureros, hasta que Luanda queda desierta. En ese momento, Kapuściński decide marcharse al frente.
La guerra angoleña es un episodio más de la guerra fría, pues detrás de cada movimiento de liberación se encuentra el apoyo de uno de los bloques. De un lado, en el norte, el MPLA, con cubanos y soviéticos. De otro, en el sur, la unión entre UNITA y el FNLA, con el apoyo de EE.UU. y Sudáfrica. Pero detrás de la batalla, el reportero acaba descubriendo a personas de carne y hueso, historias y destinos que acaban truncados en los avatares de la guerra. Porque en el libro, las muestras de humanidad abundan, incluso en el frente. Un ejemplo: los guardianes del MPLA y los prisioneros de UNITA y FNLA conversan sobre fútbol y discuten, olvidándose por completo de que están inmersos en las hostilidades.
Si toda guerra es peligrosa, en Angola puede decirse que lo es en extremo por su geografía. De hecho, Kapuściński señala que, al contrario de lo que ocurre en otros lugares, en Angola no existían líneas de frente definidas. Por eso, en su periplo por el país cada paso podía ser el último, lo que viene a sumar más valor a su relato. Además, el corresponsal de guerra tiene que informar puntualmente de los hechos. Por eso, todos los días a las 20 horas, Ryszard Kapuściński se comunicaba con su periódico polaco. Estas breves comunicaciones tenían un doble efecto: demostrar que estaba vivo y también mitigar un poco los efectos de la soledad.
Esta es una reedición de la obra publicada en 1976, pero el autor añadió unas páginas en el año 2000, cuando todavía continuaban los enfrentamientos, hasta que en abril del año pasado se pacificó el país.
Este libro de Kapuściński puede resultar útil para los interesados en la descolonización africana. Además, la última parte es una crónica sobre la historia angoleña que quizá es preferible leer primero para comprender mejor el relato. A pesar del tiempo transcurrido, el libro conserva el valor de una mirada profunda más allá de los acontecimientos.