Planeta. Barcelona (2006). 475 págs. 22,50 €. Traductor: Claudia Conde.
A principios del siglo XXI, un grupo de norteamericanos de origen asiático deciden dedicar sus vacaciones a viajar desde el sudoeste de China hasta Birmania para rastrear la influencia de diversas culturas religiosas sobre el arte budista. La muerte de la organizadora impone un nuevo guía al grupo, que resulta ser más inexperto. A pesar de la presencia inmaterial de la difunta, cuyo espíritu acompaña a sus amigos, éstos son víctimas de un secuestro que despierta la atención de la prensa internacional.
La aventura de los personajes en la tierra de sus antepasados tiene diversas perspectivas, que van desde lo meramente turístico al contacto con países de régimen dictatorial y nivel de vida muy bajo, que les sorprende dadas la libertad y el confort en que ellos viven. A la vez, mientras permanecen secuestrados en medio de la selva, tienen tiempo para reflexionar sobre sí mismos y replantearse su futuro.
La acción, narrada en primera persona por el miembro invisible de la expedición, quien permanece en un estado intermedio entre la vida y la muerte, resulta muy variada y sugestiva, aunque en ciertos pasajes su ritmo decaiga y se haga demasiado lento y minucioso. La diversidad y exotismo de los escenarios, el constante cambio de situaciones, la crítica política y los problemas internos de los personajes forman un entramado que atrae la atención del lector y que se expresa mediante un estilo sencillo y directo, de fácil acogida entre amplios y diversos sectores de público. El contenido de fondo es bastante débil, ya que en general a los personajes lo que más les preocupa es su relación de pareja, basada antes en la atracción sexual que en vínculos afectivos. Esta circunstancia da lugar a un clima de permisivismo moral.
Pilar de Cecilia