En un contexto de interés creciente hacia la figura de Jesús, por parte de figuras relevantes del pensamiento y la historia del judaísmo, se sitúa la obra, breve pero muy sugerente de Jacob Neusner, Un rabino habla con Jesús, que apareció en 1993, y cuya traducción castellana acaba de publicarse.
Quienes hayan leído el libro de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret conocerán el jugoso diálogo, amistoso y crítico a la vez, que entabla el Papa con este libro de Jacob Neusner. El veterano profesor judío, reconocido experto en estudios misnaicos y talmúdicos, es miembro del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, y miembro vitalicio del Clare Hall de Cambrigde, y actualmente imparte clases en la Universidad de South Florida y en el Bard College de Nueva York.
Su intuición de figurar un diálogo con Jesús, respetuoso, en el que intenta escuchar y hacerse cargo de lo que las fuentes cristianas ponen en boca de Jesús, y en el que también manifiesta abiertamente sus diferencias, es atractiva. Para eso, se introduce imaginariamente entre los discípulos y la gente que lo sigue para escuchar sus palabras en el Sermón de la Montaña y ponderarlas. Como buen judío está convencido de que en la Misná y el Talmud se encuentran las tradiciones primigenias que poseen la clave para la recta interpretación de la Torah, y compara lo que encuentra en esas fuentes con lo que escucha decir a Jesús. A veces se emociona con la grandeza de las palabras del maestro, pero sufre al apreciar una incompatibilidad de fondo con sus planteamientos. Aunque se siente fascinado, decide no seguirlo y permanecer fiel a lo que él llama el “Israel eterno”.
Benedicto XVI en su libro sobre Jesús de Nazaret entra en el diálogo de Neusner con Jesús, ya que ayuda a penetrar a fondo en la singularidad de la enseñanza del maestro de Nazaret. Jesús no prescinde de nada que sea esencial en la Torah, pero “añade” algo que la transforma esencialmente: a Sí mismo. En la predicación cristiana, la plenitud de la manifestación de Dios no se lleva cabo en la donación de la Ley, sino en la persona de Jesús, la Palabra de Dios hecha carne. Ese “añadido” no es una traición que desvirtúe la Torah, sino la clave para que se muestren con plenitud todas las riquezas que están incoadas en ella.
El libro de Jacob Neusner ayuda a hacerse cargo de los esfuerzos que ha de realizar un judío contemporáneo que busca comprender, desde sus propias perspectivas culturales, históricas y vitales, la figura de Jesús.
Este esfuerzo es también valioso para nosotros los cristianos. Ciertamente son diversas las perspectivas desde la que accede a Jesús un judío o un cristiano, pero no cabe duda de que atender a lo que captan en su figura nuestros “hermanos mayores en la fe” es ciertamente enriquecedor para todos. En efecto, un mejor conocimiento de los estudios sobre Jesús realizados en el ámbito judío nos ayudará a comprender con mayor claridad al Jesús auténtico, que es judío, y a comprender y amar junto a él a su pueblo.