Anthony Marra (Washington, 1984) imparte clases de literatura en la Universidad de Stanford. Con esta novela, ha ganado diferentes premios literarios y ha sido finalista en el National Book Award, el Dayton Literary Peace Prize y el Prix Médicis en Francia. Todos estos méritos corresponden a una intensa historia acerca de la fuerza del amor en tiempos bélicos.
Marra sitúa la acción durante las guerras de Chechenia, que enfrentaron al ejercito de la Rusia postsoviética con la guerrilla en un arco temporal desde 1994 a 2004. Se desarrolla a lo largo de cinco intensos días de diciembre de 2004 y alterna secuencias que avanzan y retroceden en el tiempo. La trama arranca en la aldea de Helda cuando una niña de ocho años, Havaa, ve cómo los soldados rusos secuestran a su padre, acusado de ayudar a los rebeldes chechenos, e incendian la casa.
Su vecino, Akhmed, sospecha que volverán a por la niña y la busca hasta encontrarla en el bosque, agarrada a una maleta azul en la que guarda lo que ella llama sus souvenirs. Akhmed la traslada a un viejo hospital cercano donde solo hay una médica, Sonja, una mujer de etnia rusa y duro carácter, que inicialmente se resiste a acoger a la niña, pero que al final accede.
A partir de ahí comienza lo que, efectivamente, puede llamarse una “auténtica constelación de fenómenos vitales”, es decir, una trenza biográfica protagonizada por personajes inolvidables que a veces conmueven y a veces indignan, cuyas vidas quedan entrelazadas de alguna forma. Junto a Havaa, Ackmed y Sonja está Natasha, víctima de la esclavitud sexual; el desdichado Ramzan; o el anciano Khassan, dedicado a escribir la historia de su país. Con ellos, el autor teje un entramado de alegrías, tristezas, decepciones y secuencias bélicas en las que, inevitablemente, aflora lo peor del ser humano y, sin embargo, la brutalidad o la traición palidecen ante la compasión y humanidad de algunas conductas y de los fuertes lazos que unen a las personas a pesar de sus heridas físicas o morales.
La tensa prosa de Marra y su bello lenguaje fusionan el bien y el mal con la inclusión de emotivas historias en el marco de una gran epopeya, a veces con mínimos detalles de gran fuerza simbólica, como los tesoros de la maleta azul de Havaa. La novela, lógicamente, presenta páginas de gran dureza, pero no rezuma amargura sino esperanza, gracias a la lucha de un puñado de personas por defender a su familia, su honor o su dignidad.