Una educación, de la escritora e historiadora Tara Westower (Idaho, 1986), se ha situado entre las listas de libros más vendidos en Estados Unidos e Inglaterra y ha sido traducida a numerosos idiomas. Estamos ante una historia de supervivencia, una novela autobiográfica narrada en primera persona, que refleja la poderosa fuerza transformadora de la educación.
Tara es una niña que vive en el seno de una familia mormona fundamentalista en un lugar agreste del Idaho rural. Allí, su excéntrico padre obliga a sus hijos a trabajar en el negocio de una chatarrería, con gran riesgo físico que les acarrea serios accidentes. A comienzos del siglo XXI viven sin certificado de nacimiento, no van a la escuela y cuando enferman no acuden al médico, sino que son tratados con sustancias preparadas por la madre de Tara, herborista y partera de la zona. El providencialismo y la amenaza del fin del mundo es la obsesión del señor Westower, que impone a todos una interpretación rigorista del Libro de Mormón, casi la única lectura que existe en el hogar.
La niña acepta ese tipo de vida, aunque le repele; además, es maltratada sádicamente por uno de sus hermanos sin que sus padres la protejan. Tiene talento para la música y comienza a dar clases en una academia de baile local. Ávida de cultura, comienza a comprar libros y a leer a escondidas hasta que, con 16 años y tras un brutal incidente, decide abandonar su casa y comenzar una nueva vida. Aprende álgebra y trigonometría para ingresar en la Universidad Brigham Young de Utah; becada y con la ayuda de un oficio, allí sorprende por su total desconocimiento de la geografía y la historia. La joven, inicialmente, siente miedo ante la novedad, pero su gran esfuerzo y valía son reconocidos por sus profesores y, gracias a la protección de uno de ellos, logra estudiar en Harvard, Massachusetts y Cambridge, universidad donde obtiene el doctorado con 27 años.
Tara ya no es una ignorante, se mueve libremente entre colegas y amistades y, sin embargo, se siente distinta a los demás, a la vez que es incapaz de olvidar sus orígenes, y por temporadas padece sentimientos de culpa o crisis vitales. El tiempo y cierta terapia lograrán que asuma su pasado y se convierta en una mujer nueva. Viaja en ocasiones a visitar a su familia, pero las diferencias con su padre crecen hasta un total distanciamiento.
La novela, magníficamente relatada por su protagonista con una prosa de gran fuerza narrativa, destaca por su enfoque honesto de sucesos y personajes, que Westower trata sin maniqueísmos. Esto, así como el interés de un relato sobrecogedor y de gran interés humano, contribuye a que el libro atrape y deje un eco positivo en el lector.