Esta autora. nacida en Inglaterra en 1884, publicó veinte novelas. Murió soltera, y sola desde 1951. La editorial Lumen se propone publicar las a su juicio mejores, asegurando que en su momento fueron aclamadas por crítica y público.
Una herencia y su historia es la primera novela publicada dentro de la Biblioteca Compton-Burnett. Pero con traducción de Carlos Ribalta de 1984: todo suena a un intento de re-lanzamiento de novelas de la autora: Madre e hijo, Hermanos y hermanas, Los más viejos y mejores, Un dios y sus dones…
El prólogo de Natalia Ginzburg está escrito a la muerte de la autora, en 1969. Y también suena a la estricta aceptación de un encargo, con el que no quiere mentir pero tampoco -¡es un encargo!- ser demasiado negativa. Dice que las novelas de Ivy Compton-Burnett son “áridas y geniales”. “Escribió muchísimas novelas -sabemos que veinte-, y bastante parecidas entre sí, de modo que resulta difícil aislar y recordar una sola: mecanismos minuciosos y complejos forman al unirse una construcción tortuosa e inmensa”. “La naturaleza y los lugares son invisibles en sus novelas”, no hay descripción alguna: todo es una sucesión de diálogos en los que el lector más avezado se puede perder, pues el estilo del diálogo es monocorde: no diferencia a los hablantes, solo de cuando en cuando se nombra al personaje que habla. Su ritmo -no se puede decir narrativo- es igual, “martilleante e infernal”, puesto que Compton-Burnett reproduce las conversaciones corrientes como si las hubiera grabado.
Dice Natalia Ginzburg que empezó a leer sus novelas en la década de los cincuenta, cuando con su aparición se produjo cierto revuelo, y que sentía la desagradable sensación de “estar presa en una trampa”. Yo he escapado, y no me tengo que preguntar como ella “por qué seguía leyendo con tanta obstinación y esfuerzo a una escritora que quizá aborrecía”. Claro que la respuesta puede estar en la rara seducción de los crucigramas y de otros juegos de palabras: el esfuerzo realizado por mí, me obliga a mí a seguir poniendo luz a esta oscura e intrincada frialdad de diálogos sarcásticos y crueles, tras los que consigo, consigue el lector -¡oh triunfo del tesón!- descubrir los secretos de la acaudalada familia Challoner, en su rica mansión, que encierra: muerte y orgullo, incesto y avaricia, amor, matrimonio y adulterio…