La literatura del Premio Nobel de 1978, escrita en yidis, gira en torno a lo que vivió y padeció Isaac Bashevis Singer (1904-1991), escritor judío y polaco: el contraste entre las tradiciones judías de los mayores y el desarraigo de las nuevas generaciones en ambientes centroeuropeos, el antisemitismo de los nazis, el estalinismo, el exilio en Estados Unidos. Este mundo, constante en sus libros y en el de sus hermanos –también escritores–, puede comprobarse en novelas como Sombras sobre el Hudson, El certificado o La destrucción de Kreshev, y también en sus colecciones de relatos, como La muerte de Matusalén.
Este ambiente aparece también en Una ventana al mundo y otros relatos, volumen en el que cinco de los seis que se incluyen son inéditos en España. En casi todos ellos, la acción es más bien escasa, pues abundan los diálogos y la reflexión, aunque siempre enmarcados con pinceladas precisas. No falta la ironía, como en Invenciones, donde el autor sueña que, al camarada Morris Krakower, lo atribula un fantasma durante una noche, lo que influye en el discurso que pronuncia al día siguiente en una reunión del Comité Central del Partido Comunista.
En El huésped, Berish Zhichliner, un judío viudo que vive en Estados Unidos, discute sobre el ateísmo con Morris Melnik, un refugiado al que ha acogido en su casa. El último regalo trata de las relaciones entre un escritor y su anciana vecina, una caprichosa millonaria de origen judío, en Florida, y ofrece una crítica demoledora del consumismo desbocado.
En El regalo de la Misná, el anciano Israel Walden estudia los libros sagrados mientras sus nietos, huérfanos, intentan llevar a Polonia la revolución bolchevique. Una ventana al mundo se desarrolla en el Club de Escritores en yidis de Varsovia, y trata sobre la rivalidad –no solo literaria– entre dos autores.
El último relato, Job, es el más dramático y quizás el mejor: un escritor que trabaja en un periódico yidis de Estados Unidos recibe a Koppel Stein, emigrante que le cuenta su vida –un resumen de las penalidades a las que el comunismo y el nazismo sometieron a tantos miles de personas–, y le propone una drástica solución para acabar con los males del mundo… Dramatismo e ironía, con la maestría de Singer para el relato corto.
Coincide este libro de relatos con la publicación en Acantilado de su novela El seductor, que apareció por entregas en un periódico neoyorquino entre 1967 y 1968, se editó póstumamente como libro y se traduce ahora en España. Ambientada en Nueva York y en Miami durante unos meses de la Segunda Guerra Mundial, es la historia de un judío exiliado de Polonia, que se considera un intelectual que tiene algo grande que aportar al pensamiento moderno, pero que, en realidad, vive a costa de otros y es un mujeriego recalcitrante; una de esas personas que “se hacen daño a sí mismas y a los demás”, porque incluso engaña a quienes lo aprecian y tratan de ayudarlo. Historia dura, con final abierto, en la que los diálogos son muy importantes, pues dan pie a reflexiones y discusiones sobre la conciencia, el bien y el mal, Dios, el exilio, etc.