Al igual que el joven Ajay Mishra, narrador y protagonista de esta novela, su autor, Akhil Sharma (Delhi, 1971), emigró a Estados Unidos en 1979 cuando tenía ocho años. Como Ajay, también nació en Delhi, vivió en Nueva York y estudió en Princeton.
Las primeras páginas del libro resumen brevemente la vida de Ajay en Delhi con sus padres y su hermano mayor Birju. Pensando en lo mejor para su familia, su padre se fue a trabajar en 1978 a Estados Unidos; en 1979, viajó hacia Nueva York toda la familia. Se instalaron en Queens, donde comparan constantemente dos modos de vida muy distintos.
Pero no queda más remedio que adaptarse a la nueva situación y todo el mundo hace lo que puede por aclimatarse cuanto antes en el trabajo y en los colegios. Birju, de catorce años, es un excelente estudiante. Pero durante unos días de vacaciones, tiene un accidente en una piscina y sufre una importante lesión cerebral.
Ajay es el narrador y va contando lo que ve a su alrededor desde su perspectiva infantil y luego juvenil, cuatro años menor que Birju. Los padres luchan lo indecible por atender a Birju, aunque pronto empiezan los problemas y discusiones. La madre sobrelleva esta situación con entereza, entregada completamente a los cuidados de su hijo. Ajay, sin embargo, se queda un poco fuera de juego, pues es demasiado niño para asimilar una situación que exige de él pasar a un segundo plano y madurar antes de tiempo. Es un lector empedernido (“yo siempre estaba enfrascado en un libro, ya estuviera leyéndolo o imaginándome que era un personaje”), además de buen estudiante. Sus excelentes notas le ayudarán a abrirse camino, aunque su vida familiar se resentirá
El entusiasmo con el que la familia se traslada a Estados Unidos no dura mucho tiempo, aunque nunca se plantean volver a la India. Se relacionan con la pequeña comunidad hindú y a la vez están abiertos a la cultura norteamericana. Mantienen las costumbres y tradiciones que pueden y recurren asiduamente a las prácticas religiosas para reforzar su identidad.
Lo mejor de la novela es la mirada libre, ingenua, acomodaticia y a ratos exótica de Ajay, que describe con realismo la dolorosa adaptación a una nueva realidad y, después del accidente de Birju, a unas nuevas circunstancias que acaban determinando su vida y la de sus padres. El argumento es sencillo y el tono de la narración es positivo, a pesar de las adversidades.