Como el propio título indica, Vilma es una chica muy especial que hace las delicias de todo el mundo. Es dulce, simpática, los niños la adoran porque saber cantar, jugar, contar cuentos, ayuda en las tareas domésticas. Vive en el Pueblo de los Fantasmas junto a la familia Mentikidis, integrada por los abuelos, su hija y yerno y el hijo de estos, Estelios. El abuelo Jarilaos y su yerno Alberto son inventores y trabajan en casa fabricando objetos que luego venden en las ferias. Uno de esos objetos será Vilma.
La familia presentada en el libro reúne una serie de valores que la convierten en un buen modelo. Viven todos juntos en la misma casa, cada uno realizando su trabajo para sacar adelante a los demás. A pesar de las distintas vicisitudes que les suceden, saben ver siempre el lado bueno de las cosas, no pierden el optimismo, están dispuestos a prestar ayuda a todo aquel que la necesite, luchan por sacar adelante sus proyectos sin desanimarse ante los contratiempos, saben recomenzar cuando es necesario. En el Pueblo de los Fantasmas donde viven son muy queridos por todos.
La autora griega Yolanda Pateraki nos muestra en el libro cómo transcurre la vida de esta sencilla familia de un modo muy simpático y alegre. Los capítulos son breves y autoconclusivos, aunque están inscritos dentro del hilo narrativo general, y las peripecias de los personajes invitan a proseguir con la lectura y mantienen la tensión hasta el final. Es un relato realmente entrañable.