Este volumen reúne 34 relatos de la escritora norteamericana Edith Pearlman (Rhode Island, 1936), excelente representante de la narrativa breve norteamericana actual.
En sus relatos, Pearlman parte a veces de situaciones normales. Por ejemplo, el que abre el volumen cuenta la historia de una familia que, de visita en una ciudad, pierde a una de sus hijas, lo que lleva a esta a descubrir sus sentimientos más íntimos y los de sus padres. Hay también relatos que se construyen sobre situaciones excepcionales, como la de la niña que nace con graves carencias y vive sujeta a unas máquinas en el hospital; ante este dramático revés, las reacciones son de ternura, comprensión, cariño… En otras ocasiones, la autora paraliza los elementos narrativos para describir escenas concretas, como una partida de póker, que fija la atención en la manera en que los jugadores ven y juegan. O ese otro en el que los buzones de un edificio dan pistas sobre la forma de ser y de vivir de sus dueños. O el que cuenta la vida de un padre enfermo y cómo su familia vive para él…
Merece la pena detenerse en dos relatos, de los más celebrados de la autora. “Vaquita” es la historia de una ministra judía en un país americano durante la Segunda Guerra Mundial, que pasó un largo periodo encerrada en un establo con la sola compañía de una vaca, a la que le cuenta todo tipo de historias médicas para pasar el tenso tiempo de espera. El otro es “Visión binocular”, que da nombre al libro, la historia de unos prismáticos que contiene un final absolutamente imprevisible.
Si analizamos los personajes de Pearlman, el muestrario es variado como la vida misma. La autora se fija en las vidas de niños, jóvenes y mayores, instantes significativos que se asientan en lo habitual y conocido pero que, gracias a la mirada y al estilo de la autora, se transforman en momentos nuevos y únicos. Y todo ello contado con un estilo pulcro y sobrio, de una gran eficacia estilística.
