Nacida en enero de 1971 en la pequeña ciudad de Berd, al noreste de Armenia, Nariné Abgarián inició en 2010 su carrera literaria en Moscú. Adoptó el ruso para escribir sus obras y en 2011 fue nominada al Premio Gran Libro. Cuatro años después, publicó Y del cielo cayeron tres manzanas, novela por la que recibió el galardón Yásnaya Polyana, el más prestigioso de Rusia.
Marán es una pequeña aldea armenia en la cima del monte Mánish-kar. Allí vive Anatolia Sevoiants, una mujer viuda y sin hijos que, a consecuencia de los continuos sangrados que sufre, piensa que su final está próximo. Con tranquila resignación decide preparar su mortaja para facilitar el trance a sus vecinos, apenas una docena de ancianos sin futuro que han sobrevivido a hambrunas, terremotos, genocidios y guerras, y que se resisten a abandonar sus viejas casas y su pueblo.
Abgarián da inicio así a una historia construida de recuerdos en una localidad prácticamente aislada en lo alto de una montaña, aunque no para quienes idearon las formas más inverosímiles de infligir dolor, sufrimiento y muerte a lo largo del siglo XX. A pesar de todo, el amor, la amistad, la unidad familiar y la esperanza arrastrarán los males sufridos.
En esta novela, magníficamente escrita, la autora dota a los personajes de universalidad, de modo que perfila rasgos humanos propios de todo tiempo y lugar. A través de ellos, el lector se ve implicado en el modo de afrontar la vida, la muerte y el sufrimiento de los protagonistas.
En Armenia, que fue el primer país en establecer el cristianismo como religión oficial, en el año 301, la fe ha sido central, desde un punto de vista tanto histórico como identitario. Abgarián ha sabido reflejar esta realidad a través de unos personajes marcados por sus costumbres, tradiciones, sueños, supersticiones y religiosidad.