Esta novela de 1958 es de las más famosas y traducidas de Chinguiz Aitmátov (1928-2008), considerado uno de los grandes escritores contemporáneos de Kirguistán, antigua república soviética. Transcurre en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, que también ha llegado a la lejana Kirguistán, donde el Ejército Rojo está reclutando a todos los jóvenes en edad militar. Uno de ellos es Sadyk, casado con Yamilia, y hermano mayor del narrador, Seit, un joven adolescente que tiene que asumir, lo mismo que Yamilia, las labores agrícolas que realizaban los hombres.
Yamilia es una joven “esbelta y garbosa”, de fuerte carácter y gran capacidad de trabajo. En la familia del marido la consideran “infatigable y hábil” para gestionar los asuntos familiares y laborales del koljós. Uno de los aciertos de esta breve novela es la descripción de la vida en esta pequeña comunidad en la que vive Yamilia, sus costumbres, sus ocupaciones y su relación con la naturaleza y los animales.
Seit es un joven con una gran sensibilidad, con una habilidad especial para el dibujo. Disfruta con la compañía de Yamilia, con la que comparte trabajos muy duros, como transportar el grano hasta unos lejanos almacenes. Para esa tarea cuentan con la ayuda de Daniyar, un joven que ha regresado herido del frente, huérfano, de carácter independiente y poco sociable. Su personalidad solitaria e inaccesible contrasta con la viveza de Yamilia. Sin embargo, al cabo del tiempo Seit observa que la relación entre Yamilia y Daniyar, al principio distante, comienza a cambiar.
La novela describe muy bien la vida en el ail, la aldea que comparten los protagonistas, regida todavía por ancestrales códigos. Aitmátov se centra en los cambios de costumbres, especialmente en lo relacionado con el matrimonio, que se están dando en estos pueblos con la llegada del comunismo, que en eso da más libertad a las mujeres. Aitmátov emplea en muchos momentos un estilo poético para dar profundidad a unos protagonistas que se sienten diferentes en un mundo muy cerrado.
Aitmátov nació en una aldea de Kirguistán como la que describe en Yamilia. Tras perder a su padre, considerado “enemigo del pueblo” y ejecutado, se educó con su abuela, quien le contó muchas historias de la tradición kirguisa que luego el autor llevó a sus novelas. Durante su juventud, fue testigo de la transformación de su país bajo la influencia de la URSS, otro de los temas que más aparece en su literatura.