Mondadori. Madrid (1993). 145 págs. 1.300 ptas.
La producción literaria de Javier Tomeo (Huesca, 1931) -El cazador (1967), Bestiario (1988), El mayordomo miope (1989), El discutido testamento de Gastón de Puyparlier (1990)- repite incansablemente idénticos modos y formas de acercarse a la literatura. Sus relatos, siempre cortos y concisos, tienen una cierta filiación kafkiana en la que integra, además, un poderoso caudal imaginativo del que se sirve para presentar, bajo diferentes prismas, el tema de la soledad del hombre.
Zoopatías y zoofilias no es ajena a estas características definitorias de su modo de fabular. El libro presenta un conjunto de cuadros o de brevísimos apuntes -no llegan a ser relatos- en los que aparecen diversos tipos humanos que poseen rasgos que les hacen semejantes a algún animal. En el trasfondo de estas anécdotas hay una gran dosis de humor que esconde con frecuencia sentimientos de soledad y desamor hacia aquellos a los que algún aspecto físico o psicológico les hace ser -como a los personajes de Kafka- resignadamente diferentes a los demás.
La brevedad de estos apuntes no impide, sin embargo, la presentación de auténticas anécdotas narrativas que en unos casos sólo se adivinan, mientras que en otros aparecen apretada o precipitadamente desarrolladas. A los desenlaces inesperados hay que unir otros perfectamente lógicos, grotescos, desafiantes o simplones, pero -en cualquier caso- nunca indiferentes a la mirada crítica del lector.
No se puede incluir Zoopatías y zoofilias entre las grandes creaciones de Javier Tomeo; se trata más bien de un conjunto de ejercicios estilísticos en los que predomina el gusto por la concreción y la austeridad narrativa y a los que también salva el humor habitual y la ingeniosa fantasía de este autor.
Begoña Lozano