Bend Studio no es Naughty Dog ni Sony Santa Monica: hay que dejarlo claro. Decimos esto porque su tamaño es mucho menor, y por tanto, que hayan logrado un juego de esta magnitud tiene mucho valor. Los mundos abiertos son muy difíciles porque dejas que el jugador elija qué quiere hacer y cuándo, y eso implica darle muchísimas opciones que en los juegos lineales no hacen falta. Y el estudio ha entregado un juego gigantesco, a veces innecesariamente alargado, pero aun así muy divertido.
Con una fuerte inspiración en The Walking Dead, el mundo se ha ido “al garete” con una epidemia que ha dado como resultado miles de infectados, dispuestos a acabar con todo ser vivo. Nosotros, Deacon St. John, deberemos sobrevivir. Y como también ocurre en la serie, los infectados no son la peor amenaza: los humanos pueden ser mucho peores. Al pasado traumático del protagonista tras la pérdida de su mujer, hay que sumar un entorno absolutamente hostil en el que hay una máxima: si algo se mueve, puede y quiere matarnos. El mundo abierto es la oportunidad para encontrar recursos, combinarlos, lograr obtener objetos para curarnos, defendernos y atacar a lo que nos ataque, que –como decimos– es casi todo.
Lo cierto es que, como buen juego de mundo abierto, tiene una cantidad excepcional de misiones, tanto principales como secundarias. No todas tienen la misma importancia, y muchas son copias de las primeras. Ese es el principal fallo: una vez hagamos una de cada, el resto es casi siempre igual. La repetición es un fallo muy grande que hace mella en Days Gone.
Sin embargo tiene grandes logros, como un sistema de transporte muy entretenido: la moto, la cual debemos cuidar para que no se nos quede sin gasolina en el peor momento, además de potenciarla con piezas que vayamos logrando. También hay que destacar la ambientación, con un mapeado muy extenso y de grandísima belleza, gracias a los cambios ambientales: tan pronto hace sol como llueve, o es de noche y el entorno es aún más hostil.
Técnicamente tiene luces y sombras, porque Bend Studio ha hecho todo lo posible para que todo se vea y se escuche bien, y hay momentos muy logrados, pero también situaciones de bloqueo por objetos mal colocados que nos obligan a reiniciar la partida, voces con falta de interpretación (aunque el protagonista está maravillosamente doblado por el famoso Claudio Serrano) y algunos saltos en la imagen que deslucen el resultado global.
En todo caso, y a pesar de su falta de novedad, Days Gone es un espectacular mundo abierto que logra su objeto: hacernos sentir solos y en desventaja ante un escenario lleno de peligros en el que la supervivencia es muy complicada. Los fans de los juegos de aventuras, acción (también sigilo) y los mundos abiertos, tienen aquí una buena cita para invertir horas y horas. Eso sí, por sus durísimos contenidos y su lenguaje muy soez (a veces demasiado), es solo para mayores de edad.