Casi tres años después regresa el simio encorbatado en una versión ampliada y portátil de su última entrega para Wii, Donkey Kong Country Returns. Se mantiene la esencia del original con sus endiabladas plataformas de avance lateral, su adorable aspecto y sus mecánicas de juego, aunque la coletilla “3D” añade algunas características relevantes.
Son tres las novedades de esta reedición: un desafiante e inédito mundo (“Nube”) disponible al acabar el juego original, un modo de dificultad más asequible y la posibilidad de cooperar con otro usuario del juego mediante conexión inalámbrica local. Esta última opción requiere dos consolas y dos copias del título, pero merece la pena la inversión, especialmente dado el nivel de exigencia de los obstáculos.
Tanto cambio podría desmotivar a los más experimentados, pero se ha contado con ello: el modo de dificultad original también está incluido, de modo que se puede revivir la experiencia tal y como fue creada sin mayores aditivos.
En el apartado técnico y artístico no luce tan espectacular como en la versión de sobremesa ni es tan fluido como aquella, pero mantiene su encanto visual. A cambio, esta versión es mucho más precisa porque se ha optado con acierto por un control tradicional con botones, frente al sensible al movimiento del original, lo que supone otra gran ayuda.
Desgraciadamente, al no ser un título pensado para ello, no saca partido del efecto estereoscópico de la consola: si se activan las 3D, parece que la imagen se desdoble en dos planos idénticos, con un resultado confuso. Otra pega es la cámara: al ser una adaptación a portátil de un juego diseñado para televisor, cuando se abre el plano para recoger la acción apenas se ven los protagonistas.
A falta de una mejor entrega de la franquicia en el catálogo de Nintendo 3DS, es una excelente compra por su esmerado diseño, gran capacidad para entretener, elevada duración e inocuidad de contenido. Un título adecuado para todas las edades, especialmente si se puede jugar de forma cooperativa.