Cuando casi has llegado a la excelencia, conseguirla suele ser cuestión de arriesgar. Quizás eso sea lo que ha fallado en Codemasters, que no ha querido desviarse del camino marcado por F1 2017 (fantástico juego, todo hay que decirlo), pero a la vez sí han querido actualizarlo debidamente.
Que nadie se engañe: que no haya riesgo no significa que no sea buen juego. La simulación, dentro y fuera del circuito, vuelve a ser sobresaliente: todos y cada uno de los coches (y hay unos cuantos, tanto modernos como clásicos) están recreados con una calidad asombrosa, lo mismo que los circuitos. Los campeonatos vuelven a estar presentes, las plantillas también se han actualizado y los eventos online siguen animando a desafiar a usuarios reales.
Los añadidos más destacables son el HALO (la protección que se ha puesto recientemente a los coches), las relaciones con la prensa mediante un sencillo sistema de pregunta-respuesta, y un árbol de mejoras más detallado y realista. Y, como se ha dicho antes, la inclusión de joyas antiguas de la F1.
Por lo demás, nos encontramos con un juego tremendamente continuista con el anterior, con algunos comentarios más, un control tremendamente exigente y una IA muy agresiva. Repite el modo Carrera para forjar una leyenda desde un piloto casi inexperto, y también repiten los otros modos para hacer todo tipo de competiciones.
Los fans de la F1 vuelven a tener una cita imprescindible con un aliciente extra: la última aparición de Fernando Alonso como piloto. Si se es fan del género, Codemasters repite como rey absoluto de esta modalidad y crea una nueva necesidad de tener el mejor simulador que existe. Por su nivel de exigencia se recomienda a adolescentes y adultos, y además, que tengan volante, pues con el mando se pierde muchísimo encanto.