EA le tiene mucho aprecio a su saga de fútbol, y no es para menos. En cuanto sale a la venta la última entrega, las ventas se disparan, todo el mundo habla de los pros y los contras y echan innumerables partidas hasta que, al año siguiente, vuelven a acudir a las tiendas para comprar el siguiente título.
Ese cariño no es sólo por la recaudación, que en parte está asegurada, sino por la necesidad de salir bien parados en las comparaciones con su principal rival: PES de Konami. Aunque su enfoque es distinto (PES es simulación y FIFA, en teoría, arcade), el público se entremezcla y siempre están los que echan de menos cosas en la otra franquicia, sean de la que sean.
Este año, los fans de FIFA se han encontrado con un juego en el que la física del balón está muy mejorada; vuelven a estar incluidas las licencias de ligas, equipos y jugadores; Manolo Lama y Paco González siguen como comentaristas, y regresan las innumerables opciones para configurar los partidos, equipos y alineaciones. Además, se han incluido nuevos modos de juegos para el juego en solitario y técnicamente es casi irreprochable, con unos gráficos y un sonido de lujo, aunque los comentarios, tras jugar varios partidos, acaben siendo lógicamente repetitivos.
Ciertamente, no es la revolución esperada, pero EA ha dejado claro que el reinado del PES tiene los días contados si Konami se sigue descuidando y entrega títulos renovados pero no rompedores. FIFA es todo lo que un fanático del fútbol puede desear y mucho más: una compra obligada para todos los amantes del deporte rey.