Es complicado hacer la crítica de un juego como este porque no sale completo hasta 2018, sin embargo, ofrece la opción de pagar por adelantado para disfrutar de lo que ofrece hasta la fecha. Si no queremos desembolsar, podemos disfrutar gratuitamente de parte del contenido, que es extremadamente sencillo, pero entretenido.
Cuando llegue en 2018, tenemos prometido un multijugador masivo que mezclará la supervivencia entre zombis y la construcción al más puro estilo Minecraft. Pero como no tenemos acceso aún, solo podemos analizar el modo Battle Royale, que es el que está disponible para todos.
Battle Royale da acceso a un modo multijugador de hasta 100 jugadores por mapa en un todos contra todos. Dicho mapa se va reduciendo poco a poco y eso le añade un punto de intensidad curioso. Durante el tiempo que dura la partida, los jugadores pueden recolectar materiales de cuatro tipos: piedra, madera, metal y elementos mecánicos, para usarlos a su vez para construir bases de resistencia con las que aguantar el ataque de los contrarios.
Siendo sinceros, el juego no saca partido en absoluto de la actual generación, con imagen fluida, pero con animaciones toscas, texturas simplonas y algunos movimientos de cámara extraños. Desde luego el objetivo no es entrar por los ojos, sino ofrecer entretenimiento sin pretensiones. Se agradece, eso sí, que los textos estén en castellano. Sin embargo, sigue sin entenderse que no haya opción a pantalla partida, una opción que, por desgracia, cada vez más desarrolladoras omiten y que supone un grave fallo.
A pesar de su planteamiento, no hay sangre ni contenido alguno inadecuado, por lo que hasta los más jóvenes pueden disfrutarlo sin problemas. Eso sí, habrá que esperar hasta 2018 para ver su verdadero potencial.