No vamos a desvelar el final de God of War Ragnarök, pero sí diremos que el desenlace del viaje de Kratos y Atreus fue realmente satisfactorio y su relación padre-hijo ha evolucionado mucho desde que conocimos al primogénito del espartano. Ahora, y cuando parecía que tardaríamos mucho en ver de vuelta al dios de la guerra, regresa en compañía de Mimir para entregarnos una continuación –epílogo, podríamos decir– con contenido que no esperábamos.
Kratos y el hombre más listo del mundo acuden al Valhalla tras recibir una invitación para “dominarse a sí mismo”. No sabemos quién la ha mandado y nuestra misión es descubrirlo y superar los durísimos retos que nos esperan en este lugar… ¿celestial? Y lo ponemos en interrogación porque los enemigos que vamos a encontrar son más duros que en los juegos precedentes, aunque es verdad que no vamos sin ayuda: el dios de la guerra tiene todas las armas potenciadas al máximo desde el minuto uno. La novedad es que se le ha dado formato de roguelike, es decir, cuando morimos volvemos al comienzo del todo y tenemos que volver a recorrer unas cuantas cámaras de gestión de recursos y enfrentamientos para volver a donde habíamos muerto y lograr superar al enemigo que nos mató.
Sí, suena tedioso y duro, porque lo es. Este DLC no está hecho para todos los públicos, sino para el que disfruta con los grandes retos y la perseverancia de tener que recorrer una y otra vez el mismo camino. Y los que lo hagan serán recompensados con mucha más historia y carga dramática de nuestros héroes favoritos, incluyendo revelaciones que se podrían decir esenciales. Sorprende esta profundidad para un DLC.
Por fortuna durante el trayecto recibiremos dos tipos de ayudas: unas que se conservan aunque muramos (fuerza y vitalidad) y otras que desaparecen al morir (mejoras puntuales en ataques y magias).
Como se puede imaginar, el apartado técnico va incluso más allá que los juegos y luce sencillamente increíble. Apenas hay ralentizaciones, por muchos enemigos que haya en pantalla. Y por supuesto, todo en un sobresaliente plano secuencia, solo interrumpido si el Valhalla nos echa para volver al comienzo. Evidentemente llega en español en textos y voces, que conservan a Rafael Azcárraga (Kratos) y Gaby Jiménez (Mimir), profesionales ambos de gigantesco recorrido, amén de otros que conviene no desvelar.
Sí, dada su enorme violencia no es apto para jóvenes, y por su dificultad y retos se aleja de los que no gusten de tener que andar el camino una y otra vez, pero los mayores de edad fans de la saga deben disfrutarlo porque, además, para redondearlo todo, es gratis, un regalo de Sony Santa Monica para, en sus palabras, “agradecer las ventas y la fidelidad del público”. Y vaya regalo.