El desarrollo de Homefront: The Revolution ha sido tortuoso: cambios de estudio, asuntos técnicos, retrasos… y se ha notado en el producto final, aunque la premisa es interesante.
En un futuro no muy lejano, los Estados Unidos han sucumbido al poderío de una Corea del Norte a la que compraron de todo, incluso armamento, y cuando llegó la hora de defenderse, con solo pulsar un botón, la superpotencia más poderosa del mundo quedó en pañales. Ahora vive bajo el yugo norcoreano y el jugador, un sencillo guerrillero, debe despertar y liderar una revolución en Filadelfia (cuna de los rebeldes) que acaba de perder a su líder.
Ambientado en un mundo abierto, nuestra misión es ir poco a poco conquistando zonas, sumando guerrilleros a nuestro lado y conseguir que Filadelfia entera se levante contra los “norcos”. Para ello debemos establecer estrategias, comprar armas, modificarlas y planificar ataques.
Y lo cierto es que todo esto queda muy bien sobre el papel, pero tres fallos lastran el resultado global: un apartado técnico absolutamente desfasado (la velocidad de la imagen es, casi siempre, bajísima), una IA tanto de los compañeros como de los enemigos casi inexistente y un control errático que nos deja vendidos en los peores momentos. No se puede negar que, una vez que pillas el tranquillo a las misiones, enganchan y quieres hacer otra y otra y otra más, pero desespera ver fallos de lógica y funcionamiento que te hacen fracasar continuamente en situaciones absurdas.
No es mal juego, en absoluto, y sentir la adquisición de suministros más potentes y su uso tiene su recompensa e invita a seguir, pero nunca deja de notarse que había muchas ideas pensadas y un verdadero intento de desarrollar un juego “triple A” que al final se ha quedado a medio camino o menos. Eso sí, viene totalmente en castellano, aunque se han colado sin doblar algunas frases en inglés. Por su violencia y lenguaje malsonante es un título restringido a mayores de edad.