Nos gusta pasarlo mal. Que no se malinterprete esta frase, pero en los videojuegos parece que tenemos cierto gusto por las sensaciones de angustia, terror, inferioridad, etc.; basta con ver la gigantesca cantidad de entregas de tantas sagas: Resident Evil, Silent Hill, Outlast, Alien, Dead Space… La lista es casi interminable. Unos basan el terror en tener que huir de un enemigo invencible; otros, en combates muy difíciles y ambientación oscura; otros, en la mezcla de ambos con enemigos casi invencibles y puzles. Al final la clave es hacernos sentir incómodos, y hay desarrolladores que han mostrado su maestría en ello, aunque no fuese su especialidad, como Hideo Kojima con P.T., tantas veces copiado, y homenajeado recientemente con Evil Ins…
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