Nioh seguramente será un producto muy exitoso en Japón y mercados similares al oriental. En Occidente, aunque los gustos son distintos, también tendrá una buena acogida gracias a sus acertadas propuestas.
Aquí controlamos a Willliam, un caballero inglés al que han robado un espíritu aliado y desea recuperarlo. Para ello deberá viajar por distintas y variadas localizaciones, derrotando enemigos cada vez más duros, mejorando su pericia con las armas que va logrando y subiendo poco a poco de nivel. Los escenarios son lineales, pero dentro de ellos hay disponibles varios caminos que conviene estudiar para encontrar recursos, ventajas y, por qué no, huir llegado el momento.
Nioh es difícil, muy difícil. No es tan endiabladamente difícil como, por ejemplo, Bloodborne, pero deja las cosas claras desde el principio: nos pueden matar con dos golpes, los enemigos resucitan en cuanto guardamos la partida, nos persiguen sin pausa cuando intentamos huir y perdemos el inventario al morir y se queda donde nos matan (si no lo recuperamos y volvemos a morir, se perderá todo). Todo pensado para poner a prueba a los jugadores experimentados y con mucha paciencia.
Por fortuna, los combos que se pueden hacer, la variedad de armas y los estilos de combate, con posibilidad de cambiar entre ellos muy fácilmente, ayudan a superar poco a poco y con paciencia las distintas fases.
Técnicamente funciona muy bien en PS4 y PS4 Pro, con buen nivel de detalle gráfico, voces en inglés y japonés muy bien interpretadas (por fortuna, llega subtitulado al castellano) y siempre fluido, sin casi tirones.
Restringido a mayores de edad por violencia y dificultad, Nioh gustará a los amantes del mundo oriental, los combates y los desafíos.
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