Motivado por éxitos anteriores de la mascota para dispositivos móviles, llega un curioso híbrido entre el Sonic de la era poligonal y un género propio de estas máquinas: el llamado “Endless Runner”. Este juego, una carrera infinita hacia el horizonte de la pantalla evitando obstáculos a buena velocidad, resulta innato al personaje que mejor encarna las carreras: el erizo supersónico de Sega.
La mecánica básica se mantiene: hay que llegar lo más lejos posible sin chocar, lo que supone generalmente el final, mientras se controla el movimiento lateral y el salto. Pero a esto hay que añadir características propias de Sonic: ahora también hay que deslizarse para superar obstáculos, recoger anillos para gozar de protección contra los daños, e incluso se pueden potenciar algunos de los atributos con objetos.
A su infinitud de desarrollo hay que sumar la aleatoriedad de sus niveles y obstáculos, que imposibilita recordarlos y hace que el juego sea variado y longevo. Todo se basa en los reflejos y la habilidad del jugador.
Se podría pensar que el interés de esta fórmula iría decayendo con el tiempo, pero ya se había contado con ello: Sonic Dash mantiene el interés mediante objetivos constantes a lo largo de los niveles, de forma que siempre se tiene una razón para seguir. Lástima que esta filosofía no se aplique a la competición entre varios jugadores, inexistente más allá de la mera pugna por un puesto en los marcadores globales de puntos.
Pese a que tiene grandes bazas, como un control táctil sencillo y eficaz y un acabado vistoso, fluido y adaptable a los diversos modelos de Apple, no está exento de pegas. La primera es que los personajes adicionales, amigos de Sonic que se liberan cumpliendo ciertos requisitos, no aportan ninguna diferencia al planteamiento base (algo comprensible, porque de otra manera habría varios juegos distintos en uno). En segundo lugar están unas composiciones musicales poco inspiradas que distan de los clásicos de la franquicia, tristemente olvidados en esta entrega. Y, por último, cuenta con una modalidad de pago para comprar continuaciones, algo necesario para progresar en el juego; pero un producto que no es gratuito, no debería tener tal cosa.
Con todo, es una entretenida experiencia para un solo jugador que está bien pulida y es asequible, aunque pueda dar quebraderos de cabeza en niveles avanzados. Retiene el encanto de la franquicia del erizo y es inofensiva, adecuada para jugadores de cualquier edad.