Hombre y máquina, una relación nada nueva pero que sigue admitiendo enfoques muy interesantes. Titanfall propuso rapidísimos combates basados en una idea: excelentes soldados al mando de gigantescas máquinas de guerra llamadas titanes. La gran pega fue la total ausencia de una historia que diera sentido a todo.
Ahora nos llega la secuela y corrige errores, potencia aciertos y propone novedades jugables muy atractivas. En la campaña seremos un simple fusilero que se ve obligado por unos dramáticos hechos a controlar un titán y aprender sobre la marcha su manejo. Una historia tan sencilla podría no valer mucho si no fuera porque está muy bien narrada, la relación entre titán (gracias a su estupenda IA) y él da lugar a momentos bastante divertidos y además hay situaciones para el recuerdo. Incluso hay guiños sobresalientes a otros juegos e incluso a la película Origen (Christopher Nolan, 2010).
Sin embargo, si lo nuestro es el multijugador, podemos estar tranquilos: la capacidad de encontrar partidas con jugadores de nuestro nivel es excelente, conecta enseguida y los combates son tan trepidantes como fáciles en su manejo. A esto hay que sumar la amplia capacidad de personalizar el soldado, el titán y la partida en sí, dando lugar a un juego que se adapta a nosotros. El resto, lo de siempre: cuanto más combatamos y logremos retos, más puntos de experiencia obtendremos y más accesorios y armas desbloquearemos.
Técnicamente, pocas pegas: visualmente fluido, totalmente en castellano y un sonido y músicas potentes que ayudan a una experiencia muy inmersiva. Si acaso, se puede criticar una IA manejada por la máquina demasiado básica, y que se vuelva a ignorar, por enésima vez, la opción del multijugador a pantalla partida.
Titanfall 2 llega dispuesto a hacerse un importante hueco en un mercado copado por multijugador, y desde luego tiene los ingredientes y ha sabido mezclarlos. Además, violencia de los combates nunca es cruda ni desagradable.
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