En Ghana es costumbre honrar más a los muertos que a los vivos. Esta es a la conclusión a la que llega un reportaje de la revista Mundo Negro (noviembre 2012), sobre los gastos realizados en funerales.
La creencia en el más allá es una idea que se encuentra muy arraigada en el continente africano y en muchas ocasiones, la muerte no es algo trágico, sino que se ve como la entrada a la nueva vida. A partir de esta idea se entiende que sus funerales sean considerados verdaderas celebraciones. Sin embargo en el caso particular de Ghana está provocando unos gastos desorbitados.
Una de las causas es que tras la muerte de una persona hay que esperar a reunir a toda la familia para poder celebrar los funerales. Quizá hay que esperar una semana o diez días. Sin embargo, estos gastos en el tanatorio pueden ser elevados pero no son exagerados. La razón fundamental de este desorbitado gasto surge al comenzar las celebraciones, ya que la familia del difunto tendrá que agasajar con comidas, bebidas y hasta espectáculos musicales a todos los parientes y amigos. Si tenemos en cuenta que las celebraciones se alargarán durante al menos una semana, el coste empieza a ser notable.
Se estima que algunas familias se gastan en los funerales mucho más de lo que se invierte en la celebración de una boda. Los funerales son majestuosos actos sociales. Tanto es así que los políticos acuden a uno o dos por semana, conscientes de que el pueblo mide su generosidad por la cantidad de funerales a los que asisten y la calidad de los regalos que hacen a la familia del difunto.
Sin embargo en los últimos años las autoridades civiles y eclesiásticas están haciendo una llamada a la sobriedad. Ya en 2007 el entonces parlamentario y actual ministro de Sanidad, Alban Bagdin, expresaba su disconformidad respecto al hecho de que se invirtiera más en los muertos que en los vivos. En esta misma línea, el arzobispo de Accra, Mons. Charles Palmer- Buckle, respalda que se sigan realizando funerales dignos, pero anima a que ese dinero que se gastan en los funerales lo inviertan en los familiares vivos. Como modo de honrar al difunto, sería mejor, por ejemplo, invertir ese dinero en becas para que sus familiares puedan seguir estudiando.
En definitiva, reclaman a la sociedad ghanesa que invierta el dinero en cosas realmente necesarias, sin descuidar por ello el gran valor cultural-religioso de los funerales.