Un fraude anunciado en las elecciones presidenciales de Nigeria

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Lagos. A pocos días de las elecciones presidenciales en Nigeria, convocadas para el 21 de abril, no puede decirse que todo esté preparado para tener una jornada tranquila. La campaña ha estado empañada por actos violentos. Centenares de observadores no han recibido aún sus acreditaciones. Uno de los candidatos con más posibilidades de vencer al oficial ha sido descalificado. Muchos sospechan que el gobierno busca una excusa de última hora para retrasar la votación y continuar en el poder hasta que haya un ambiente más propicio.

El candidato inhabilitado es el vicepresidente de la república, Atiku Abubakar, un poderoso político que ayudó al presidente Olusegun Obasanjo a ganar las elecciones de 1999 y 2003. Pero ambos se enfrentaron a raíz de que Obasanjo intentara reformar la Constitución para poder optar a un tercer mandato. El presidente acusó a Abubakar de corrupto y lo expulsó del Partido Democrático del Pueblo (PDP).

Obasanjo utilizó la Economic and Financial Crimes Commission (EFCC), organismo creado para combatir la corrupción, para que declarase que Abubakar había malversado fondos públicos. Este se defendió diciendo que el presidente había malversado mucho más. El Senado ordenó una investigación y confirmó que Abubakar había usado fondos públicos sin la debida autorización; pero admitió que lo mismo había hecho Obasanjo. Sin embargo, el comité del Senado «condenó» a Abubakar y simplemente «amonestó» a Obasanjo. Luego los senadores se dispersaron para hacer campaña electoral en sus circunscripciones, sin que se reuniera el pleno para votar sobre la actuación de los dos.

Lo que a la postre importa es que Abubakar, junto con un centenar largo de políticos, fue declarado corrupto por la EFCC y con ese motivo descalificado para las elecciones (ver Aceprensa 21/07). Abubakar acudió a los tribunales, que le dieron la razón en primera instancia y le permitieron lanzarse a la campaña electoral bajo las siglas de otro partido, Action Congress. Pero a principios de abril la corte de apelación decidió en sentido contrario. Abubakar recurrió a la Corte Suprema, y su candidatura quedó pendiente de una nueva sentencia que se esperaba para la semana pasada. Pero el gobierno, por sorpresa, decretó dos días de fiesta en todo el país, el 12 y el 13 de abril, a fin de que los electores que no residen en sus distritos pudieran trasladarse para votar el día 14 en los comicios regionales (parlamentos y gobernadores de los estados). Las inesperadas vacaciones supusieron que los jueces no pudieron celebrar sesión para pronunciarse, y la sentencia no llegó hasta el 16 de abril. El Tribunal anuló la inhabilitación de Abubakar, que podrá optar a la presidencia, aunque no es seguro que las papeletas con su nombre lleguen a tiempo a todos los colegios electorales.

Un delfín sin personalidad

Otra rareza de la campaña es la activa presencia de Obasanjo al lado de su delfín Alhaji Umar Yar’Adua, el candidato del PDP, al que ha robado el protagonismo. Yar’Adua es una personalidad más bien gris, sin carisma, debilitado por una enfermedad renal, y Obasanjo ha dirigido personalmente los mítines, dando la impresión de que su favorito no tiene poder de persuasión. Por su parte, el presidente repite que el PDP está preparado para ganar las elecciones y continuar su programa de gobierno.

Muchos consideran al gobierno en verdad muy bien «preparado» para ganar, pues saben que teledirige a la comisión electoral (la INEC, con I de «independiente»). Pese a las enfáticas garantías ofrecidas por Obasanjo en recientes declaraciones, la gente teme que no haya a la postre elecciones presidenciales o que no sean limpias. La jornada del día 14 estuvo llena de malos presagios: actos de violencia e intimidación por parte de matones contratados por los partidos, robo de urnas, numerosas omisiones en el censo electoral, candidatos sin papeletas y papeletas de no candidatos.

Pero la gente quiere un cambio y está decidida a votar, porque el gobierno se ha desprestigiado mucho. Por eso puede repetirse la violencia el día 21, pues muchos nigerianos no tolerarán un fraude masivo como el de las elecciones de 2003, que el gobierno ganó con la cooperación de la policía y la INEC.

Jide Martins

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