Del campo a la mesa, pasando por Bruselas

publicado
DURACIÓN LECTURA: 7min.

Bruselas.— Conjugar los intereses de los productores, ganaderos y agricultores, con las necesidades de los consumidores, manteniendo un mercado competitivo y a la vez hacer frente a los desafíos climáticos y medioambientales. Esta es la cuadratura del círculo a la que se enfrenta la nueva Política Agrícola Común (PAC), las normas que regirán el campo europeo entre 2023 y 2027.

Tanto el Consejo de ministros de Agricultura de la UE como el Parlamento Europeo han adoptado una posición que ahora debe negociarse en paralelo con la Comisión Europea (CE). Si no hay muchos contratiempos durante la negociación, la idea es llegar a un acuerdo a principios del año que viene.

El mercado más grande del mundo

La UE es el mayor importador y exportador mundial de productos agroalimentarios y el mayor mercado de alimentos marinos del mundo.

Antes de que existiera la PAC, la política agrícola de los Estados miembros estaba fuertemente regulada por la intervención de los gobiernos, algo incompatible con el mercado común. Sin embargo, la fuerte volatilidad de los precios, ligada a las diferencias entre la oferta y la demanda, creaba inestabilidad en el sector, y la PAC se creó en parte para regular los mercados agrícolas y mantener al mismo tiempo los ingresos de los productores. Parte de la filosofía de estas ayudas es compensar a los agricultores por el trabajo que el precio de los productos que comercializan no refleja. Es decir, a veces producen con un alto coste no reflejado en el precio que paga el consumidor.

La PAC se divide, desde su inicio en 1962, en tres grandes bloques: las ayudas directas a las explotaciones, la política de desarrollo rural y las medidas de intervención en los mercados, por ejemplo, cuando se produce una caída repentina de precios en un sector por el exceso de oferta. Otras veces, un país no consume o exporta todo lo que es capaz de producir –así ha ocurrido en el campo español con el aceite de oliva–: entonces, la UE paga a los agricultores para que cuiden y mantengan la tierra, no para que produzcan.

“La PAC es una historia de éxito que permite proporcionar a los consumidores alimentos seguros y a precios moderados”

Según explican fuentes del Parlamento Europeo a Aceprensa, “la PAC ha permitido ser competitivos, modernizar toda la actividad agraria, conseguir estándares de calidad que no hay en ningún parte del mundo, ofrecer productos de muy alta calidad a un precio razonable al productor”.

Una opinión que comparten también en COPA-COGECA, la entidad que engloba a las asociaciones y cooperativas agrarias: “La PAC es una historia de éxito que permite proporcionar a los consumidores alimentos seguros y a precios moderados, incluso en tiempos de crisis. Este es un hecho que nunca debería darse por sentado”.

Una PAC más verde

Las nuevas reglas que están sobre la mesa y se negociarán en los próximos meses entre las tres instituciones europeas –Consejo, Comisión y Parlamento– mantienen los mismos objetivos de los últimos años; apoyar a los agricultores y mejorar la productividad agrícola garantizando un suministro estable de alimentos.

No hay que olvidar que la agricultura se diferencia de los demás sectores porque depende de factores sumamente alterables, como el clima o la demanda cambiante de los consumidores, y además su actividad ejerce un impacto considerable en el medio ambiente. Todo ello repercute en los ingresos de los agricultores, que pueden ser hasta un 40% menos que en el resto de los sectores, según la CE.

La PAC del futuro mantiene la misma filosofía de apoyar a los productores, pero además pretende ayudar a los agricultores europeos a hacer frente a los actuales desafíos climáticos y a proteger el medioambiente en línea con los objetivos de la CE identificados en la estrategia del Pacto Verde, la hoja de ruta para dotar a la UE de una economía sostenible. Es decir, se trata de mantener los niveles de calidad y productividad, pero “ecologizando” la política agraria. A ello se quiere dedicar hasta un 40% del presupuesto de la PAC, según la propia CE.

Todos estos objetivos son en mayor o menor medida asumidos por todas las partes. Hay un amplio consenso en que la agricultura es parte esencial en la consecución de un planeta más verde. El problema, como siempre, son los recursos, además de los interrogantes que se abren sobre su aplicación y sus consecuencias: cómo se adaptarán los agricultores europeos a esa nueva política, qué impacto tendrá en las explotaciones agrarias, si aumentarán los precios del producto final. Para los más reacios, las asociaciones y partidos ecologistas, la PAC supone una pérdida de la biodiversidad y una sobreexplotación de los recursos. Las medidas para proteger el medio ambiente no son suficientes, dicen.

La propuesta del Consejo, adoptada recientemente por los ministros de Agricultura, incluye que el 20% de las ayudas directas a los agricultores se destine a los ecoesquemas, un nuevo instrumento con el que se quiere incentivar las prácticas agrícolas y ganaderas más eco-friendly. Cada país tendrá que definir después qué condiciones se tienen que cumplir para recibir el pago por ecoesquema. También queda por decidir su obligatoriedad o su condicionalidad.

La Comisión pide más

Una vez pactada la posición de los ministros, la pelota pasó al tejado del Parlamento Europeo, que hace unos días fijó su postura, con una mayor ambición ecológica.

La Eurocámara propone aumentar la inversión destinada a los ecoesquemas hasta el 30% y además destinar a este propósito un 35% del presupuesto de los Planes de Desarrollo Rural, actuaciones a nivel regional para la mejora del campo incluidas en la PAC.

Otra de las novedades de la propuesta son los planes estratégicos nacionales, por lo que se ofrece a los Estados miembros un margen de discrecionalidad para aplicar las medidas consensuadas y adaptarlas a su situación.

La Comisión quiere fomentar la economía circular, así como reducir el impacto ambiental de la producción y el desperdicio alimentario

Según explica a Aceprensa Miriam García Ferrer, portavoz del Comisario de Agricultura Janusz Wojciechowski, “la nueva PAC resultante de las negociaciones a tres bandas tiene que reflejar las prioridades del Pacto Verde, y esperamos que en ese sentido sea lo más ambiciosa posible”. La CE fija sus líneas de negociación en que la PAC no solo se modernice y se simplifique para los agricultores, sino que se ajuste lo máximo posible a una de las principales prioridades de la Comisión para los próximos 5 años, la política medioambiental.

Con las líneas hasta ahora diseñadas en las posiciones de las dos principales instituciones europeas, el Ejecutivo Comunitario no está del todo satisfecho, pues considera poco ambiciosas y “demasiado flexibles”, según fuentes de la comisión, las condiciones relativas a la protección del medioambiente.

Burocracia

Según explican fuentes comunitarias consultadas por Aceprensa, estas medidas para “ecologizar” la agricultura, suponen al final una “penalización para la productividad”. Una mayor burocratización para acceder a unas ayudas que antes no iban ligadas a la condicionalidad ecológica. Los agricultores critican además el recorte de las ayudas directas en un 10%. “Está claro que se apruebas nuevas medidas, pero se cuenta con menos dinero para aplicarlas”, recuerdan las mismas fuentes. España recibirá poco más que en la anterior PAC, unos 47.700 millones de euros del presupuesto de la PAC, que ascenderá a 390.000 millones.

Esta transición hacia una PAC más “verde” se entiende mejor al leer la Comunicación de la CE De la granja a la mesa, con 27 recomendaciones para lograr una alimentación más saludable y sostenible en todo el continente. La Comisión quiere fomentar la economía circular, así como reducir el impacto ambiental de la producción y el desperdicio alimentario.

Para ello, propone promover el comercio de proximidad, cambiar el etiquetado de los alimentos para una mayor información sobre el origen y tener en cuenta otros criterios, como la protección del paisaje que hagan los agricultores. Otro de los puntos de partida para este objetivo es la llamada Estrategia de la Comisión Europea para la Biodiversidad, que pretende “traer de vuelta la naturaleza a nuestras vidas”.

La nueva PAC tendrá un papel clave en estos cambios. “La PAC beneficia a todos los ciudadanos, no solo a los agricultores” sostiene la COPA-COGECA. Su presidente, Ramón Armengol, asegura que la nueva PAC debe considerar seriamente el futuro de las inversiones en la agricultura y las innovaciones que necesitaremos para alimentar a Europa. “Para recuperarse de la pandemia de covid-19 y la transición hacia una economía más ecológica y sostenible, las organizaciones de productores, tales como las cooperativas agrarias, también tendrán que desempeñar un papel clave y están preparadas y dispuestas a hacerlo”.

La reforma aún no ha terminado de negociarse. Quedan muchos detalles por pactar y consensuar. La PAC tiene que ser “sellada” por cada país, de manera que los gobiernos tendrán que decidir cómo aplicarla en su propio territorio. Una negociación en la que se tendrá que incluir también a las regiones europeas.