Lo considera «derecho» en caso de violación, incesto o peligro para la vida materna
En una entrevista con la delegación india de la agencia Reuters, Widney Brown, dirigente de Amnistía Internacional (AI), reconoció un cambio de postura de la organización en lo referido al aborto. Después de dos años de consultas, la dirección de AI ha decidido defender un supuesto «derecho al aborto» para las mujeres que han quedado embarazadas por violación o incesto o cuya vida está amenazada por un embarazo, en el contexto de su lucha global contra la violencia ejercida sobre las mujeres que lanzó en 2004.
Además, Brown señaló que «vamos a hacer llamamientos a la despenalización del aborto» a nivel mundial, porque «ninguna mujer debería sufrir prisión ni pena legal alguna como resultado de buscar un aborto o tenerlo». Respecto a los médicos que lleven a cabo esos abortos, AI apoya el derecho del Estado a imponer «limitaciones razonables» y a perseguir a quienes arriesgan las vidas de las mujeres al practicar un aborto.
Esta declaración llega después de que en ámbitos pro-vida (especialmente «blogs» y publicaciones digitales) se comentase una información publicada el 2 de mayo en la «web» de la revista «First Things». Allí, Ryan T. Anderson denunciaba que AI había abandonado su neutralidad en el tema del aborto pero que lo quería llevar en secreto.
Widney Brown ha aclarado que AI no apoya el aborto como un «derecho fundamental», porque las leyes internacionales de derechos humanos no lo incluyen.
Precisamente sobre el hecho de que la acción de AI haya ampliado su margen de acción en los últimos años escribía «The Economist» hace unas semanas (24-03-2007). En un artículo titulado «Defiende tus derechos», critica que AI «desde hace unos años decidiese seguir la moda intelectual y diluir su enfoque tradicional centrado en los derechos políticos para mezclarse en la nueva categoría de lo que la gente llama ahora derechos sociales y económicos». De este modo AI ha pasado a hablar también de empleo, vivienda, sanidad o alimentación. Todo ello «son ciertamente necesidades», dice el semanario, «pero de poco sirve llamarlos derechos», ya que su infracción es «suficientemente difícil de determinar» como para decidir el remedio más eficaz. «Pocos derechos son realmente universales, y dejar que se multipliquen los debilita», afirma.
El artículo llama la atención también sobre el hecho de que los países «más entusiasmados en usar el lenguaje de los derechos sociales y económicos tienden a ser aquellos que muestran menos respeto por los derechos de corte tradicional».
Según Reuters, un grupo del Congreso estadounidense que cuenta con más de 70 miembros de ambos partidos urgió a AI a no meterse a defender el aborto. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos ha señalado que si AI abandona su posición neutral en torno al aborto, arriesga «su excelente historial como defensor de los derechos humanos». Hace unos meses, cuando se hablaba de este posible cambio de postura, Mons. Michael Evans, el portavoz de la Conferencia Episcopal de Inglaterra -país en el que AI tiene su sede central-, recordó que la organización fue fundada en 1961 por un católico y que el cambio de postura llevaría a muchos católicos que son miembros a abandonarla.
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