En Texas se ha duplicado el número de enfermeros, y en todo EE.UU. hay dos tercios más de recepcionistas masculinos
En los últimos años se ha hablado hasta la saciedad del aumento del número de mujeres en la universidad, de que tienen mejores expedientes que los varones, de que cada vez ocupan más puestos directivos o de prestigio, etc. Cambian los patrones: Ahora también los hombres empiezan a ganar terreno en trabajos tradicionalmente dominados por ellas.
El New York Times se hace eco de varias historias de este tipo. Estos hombres no consideran un problema que el 90% de las personas que trabajan en su sector sean mujeres. La mayoría de ellos opina que puede realizar sin problema cualquier tarea que realice una mujer.
En empleos como como los de enfermería, recepcionistas o profesores de escuela primaria, tradicionalmente las mujeres han sido mayoría. Siempre se ha considerado que los hombres que elegían estos trabajos lo hacían por necesidad; por no tener una oportunidad o cualificación mejor. Pero la recesión económica ha hecho que muchas personas estén dispuestas a acceder a puestos de trabajo para los que están sobrecualificados o que podrían considerarse socialmente inferiores, pero que son más estables hoy día. En efecto, la crisis económica ha golpeado más a sectores tradicionalmente masculinos (construcción, industria…) que a otros de mayoría femenina (enfermería, enseñanza…).
Pero la crisis no es el único factor; también hay que tener en cuenta que los estereotipos masculino y femenino se han desdibujado mucho en los últimos años. Además, el NYT apunta otra razón clave: los problemas de calidad de vida. Muchos de los entrevistados afirman que no tenían problemas en su anterior trabajo, no existía peligro de perder el empleo y el sueldo era más que adecuado. Sin embargo, afirman que sus nuevos empleos “femeninos” satisfacen mucho más sus expectativas: les permiten tener más tiempo para estar con la familia o trabajar en algo que suponga un servicio directo a las personas. En especial los hombres casados están descubriendo las ventajas de las condiciones de trabajo femeninas.
Escalera mecánica de cristal
Así, de 2000 a 2010, profesiones con mayoría femenina del 70% o más representaron un tercio de todo el crecimiento del empleo para los hombres, el doble que en la década anterior. En Texas, por ejemplo, se ha duplicado el número de enfermeros, y en todo EE.UU. hay dos tercios más de recepcionistas masculinos. Eso no ha erosionado el predominio de las mujeres en tales puestos, ya que, en el mismo periodo, esos trabajos han supuesto dos tercios del crecimiento del empleo femenino.
En general, los hombres están mejor pagados que las mujeres, incluso en los puestos en los que ellas son mayoría. Además, los hombres blancos tienen más facilidad para acceder a puestos de trabajo y ascender en ellos. Es un fenómeno conocido como “la escalera mecánica de cristal”, en oposición al techo de cristal que detiene el ascenso de las mujeres en profesiones dominadas por los hombres. La presencia de más hombres puede hacer que aumenten los salarios en un puesto para todo el mundo, pero todavía no hay tantos como para que eso ocurra. El hecho de que hombres de mayor nivel educativo estén entrando en este tipo trabajos no significa que vaya a haber más igualdad en ellos, pero puede suponer un paso en ese camino.
Mary Gatta, de la organización Wider Opportunities for Women, y Patricia A. Roos, socióloga, han hecho un estudio sobre el perfil de los hombres en sectores con predominio femenino. De 1970 a 1990, la mayoría de ellos eran extranjeros, tenían niveles bajos de educación y no hablaban inglés, es decir, eran personas con pocas opciones laborales. Ahora, sin embargo, la tendencia se ha extendido a hombres de casi todas las razas y más de un tercio de ellos tienen un título universitario. Por ejemplo, en las escuelas públicas de Texas, los hombres son el 23% de los profesores de primaria, pero el 28% de los nuevos.
Sin embargo, todavía no es un fenómeno muy extendido, y cabe que el avance masculino en profesiones con predominio de mujeres se evapore tras la recesión. Como dice la economista Heather Boushey, del Center for American Progress: “¿Los chicos de hoy dicen: ‘de mayor quiero ser enfermero’? ¿O más bien dicen: ‘quiero un empleo fijo y a prueba de recesiones’?”