Una familia media española con un solo sueldo de 2 millones de pesetas anuales netas tiene que destinar el 52% de sus ingresos a la compra de una vivienda, mientras que en 1985 necesitaba el 34,3%. Esta es la conclusión de un informe del Banco Hipotecario sobre cómo ha evolucionado durante los últimos ocho años el «esfuerzo para acceder a la vivienda», magnitud que relaciona el precio medio de los pisos, la renta familiar disponible anualmente y los tipos de interés.
Esto significa que comprar una casa, sin subvenciones oficiales, sea hoy día prácticamente imposible para las familias con un solo sueldo y especialmente para las parejas jóvenes que desean casarse. Dedicar ese porcentaje de los ingresos a la adquisición de la vivienda supone un «alto riesgo», en definición de las entidades de crédito hipotecario, que tienen como regla de oro que el peso de la amortización no supere el 30% de los ingresos habituales del prestatario.
El empeoramiento de las condiciones de acceso a la vivienda obedece al espectacular incremento de los precios en el mercado inmobiliario. El precio medio de las viviendas usadas financiadas por el Banco Hipotecario ha pasado de cerca de cuatro millones de pesetas en 1985, a más de diez millones en 1992.
En cambio, en el mismo periodo la renta familiar disponible no ha llegado a duplicarse, pues ha pasado de 1,2 millones de pesetas anuales en 1985 a poco más de dos millones en 1992. De ahí el fuerte aumento del esfuerzo necesario para comprar un piso, a pesar de que los tipos de interés de los préstamos hipotecarios han bajado en los últimos ocho años del 15,80% al 13,44%.
El informe concluye que «la vivienda media puesta a la venta en España sólo resulta asequible si en el hogar existen dos personas que obtienen una remuneración regular, y si dicha remuneración salarial se sitúa en torno a la media».