Los progresivos avances en la lucha contra la pobreza en el mundo han sido frenados por la crisis financiera que comenzó en Asia en 1997, siguió en Rusia en 1998 y afectó luego a Latinoamérica.
La inestabilidad hizo que el crecimiento de los países en desarrollo pasara del 4,8% en 1997 al 1,9% en 1998, según el informe anual Los indicadores del desarrollo que acaba de publicar el Banco Mundial.
Las dificultades económicas de la mayoría de los países «emergentes» han impedido el alza del nivel de vida, y han restringido los recursos dedicados a sanidad y educación. El retroceso de las exportaciones a consecuencia de las crisis asiática y rusa, así como la baja de los precios de las materias primas, el descenso de los flujos de capitales privados y públicos, y las guerras civiles en algunos países, contribuyen a que aumente el número de pobres. Según el Banco Mundial, 1.700 millones de personas viven en estado de extrema pobreza.
La ayuda al desarrollo alcanzó 33.000 millones de dólares en 1998, lo que supone un 40% menos que al comienzo del decenio, según afirmó James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial. Esta ayuda supone el 0,25% del PIB de los países desarrollados. Tampoco los capitalistas privados invierten tanto como antes. El Banco Mundial se inquieta por el descenso del flujo de capitales privados hacia los países en desarrollo, que ha pasado de 300.000 millones de dólares en 1997 a 230.000 millones el año pasado.
El África subsahariana es, como de costumbre, la zona más vulnerable a la pobreza. Estos países cuentan con una esperanza de vida de sólo 51 años (diez años menos que en cualquier otro sitio), la mortalidad infantil más alta, la más baja escolaridad y el menor acceso a agua potable segura. El Banco Mundial estima que con un aumento anual de 2,1% en el consumo per cápita en esta región, la pobreza se reduciría a la mitad en 25 años. Pero para esto habría que pacificar la zona, ya que el 20% de las poblaciones viven en estado de guerra.
Otra zona particularmente preocupante es Rusia, donde 60 millones de personas -alrededor del 40% de la población- viven en la pobreza. Es también una de las pocas regiones del mundo donde la esperanza de vida disminuye.
Asia Oriental había sido hasta ahora el mayor modelo de éxito en el desarrollo, reflejado en que la renta per cápita creció un 440% desde 1965 a 1997. Sin embargo, la crisis financiera ha supuesto que la población que vive bajo el umbral de pobreza haya aumentado del 7% al 14% o 20%, según los países. Al mismo tiempo, ha aumentado la brecha entre ricos y pobres.
Una nota positiva es que China e India, que representan el 38% de la población mundial, han escapado a la crisis financiera regional. En la última década, India ha tenido un crecimiento medio anual del 3,8% y China, de un 8,6%. Otro avance es que, ante los efectos sociales de la crisis, los países de Asia oriental han establecido sistemas de protección social (seguro de paro, entre otros).
Pero el freno en la lucha contra la pobreza no significa que no se pueda ganar. Como recuerda Joseph Stiglitz, economista jefe del Banco Mundial, en un artículo publicado en International Herald Tribune (28-IV-99), la esperanza de vida en los países en desarrollo es hoy 65 años, cinco años más que en 1980; la mortalidad infantil ha descendido de 87 por mil nacimientos en 1980 a 60 por mil en la actualidad; y más de la mitad de los jóvenes de los países en desarrollo cursan hoy estudios de enseñanza secundaria.