Un programa llevado a cabo por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) ha conseguido reducir el número de personas sin hogar, ofreciéndoles no refugios temporales sino viviendas permanentes.
Según un informe publicado por el HUD, el número de personas sin hogar en Estados Unidos descendió un 12% entre 2005 y 2007. Los resultados fueron incluso mejores entre los llamados «sin techo crónicos», es decir, aquellas personas que han vivido sin hogar al menos durante un año y que tienen una discapacidad o enfermedad mental. Durante ese mismo período de tiempo, el porcentaje de «sin techos crónicos» cayó un 30%.
Desde hace varios años, el HUD destina 1.270 millones de dólares para crear programas de asistencia a personas sin hogar en todo el país. Estos proyectos ayudan a mantener refugios de emergencia, viviendas de transición y servicios esenciales para las personas y familias sin hogar. En estos momentos hay unas 345 instituciones trabajando en estos programas.
«Housing First» es uno de los proyectos que más éxito ha tenido en la lucha contra la pobreza en Estados Unidos. La idea central de «Housing First» es la convicción de que los pobres pueden afrontar mejor su situación cuando ya tienen un techo seguro de manera permanente, en lugar de refugios de emergencia. Tras la asignación de la vivienda, un grupo de asistentes sociales comprueba que los “sin techo” no vuelven a dormir otra vez en la calle.
Algunos críticos señalan que el HUD se centra sobre todo en los “homeless” crónicos, que constituyen en torno al 18% de los “sin techo”. Y que debería ocuparse también de las necesidades de vivienda de familias pobres.
Entre las ciudades que se han acogido a este programa se encuentran Los Ángeles, San Francisco, Washington DC y Boston.
Ver artículo original en The Christian Science Monitor