Los años noventa fueron la década de las privatizaciones, de la retirada del Estado empresario, acusado de ineficaz. Ahora, en cambio, el Estado vuelve como inversor a través de los “fondos soberanos” de los países emergentes, que participan en la propiedad de grupos capitalistas emblemáticos de Occidente. Y son bien recibidos, sobre todo en momentos de crisis.
La oleada de privatizaciones de finales del siglo pasado estuvo motivada por la experiencia de que el Estado solía ser un mal gestor de empresas, y, en el caso de los países del ex bloque soviético, por la necesidad de salir del sistema económico comunista. La empresa pública era muchas veces sinónimo de pérdidas e ineficacia. El servicio público se identificaba con el monopolio esta…
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