El número de empleados públicos parecía destinado a crecer por la misma inercia del aumento de servicios prestados por la Administración, la proliferación de organismos o empresas estatales, y la presión de los sindicatos, que siempre han encontrado más afiliados en el sector público y menor resistencia en las negociaciones con la Administración que en el sector privado.
Pero entonces llegó la crisis, que primero supuso pérdida de empleos y reducción salarial en el sector privado, y después embistió al atrincherado empleo público. Así se ha llegado a lo pocas veces visto en este sector: congelación o reducción de salarios, despidos de trabajadores y liquidación de diversos privilegios de los funcionarios respecto a los del sector privado en…
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