El rechazo del Parlamento Europeo a la propuesta de que trabajadores y empresarios pacten libremente la semana laboral hasta un máximo de 60 horas, se ha saludado como un triunfo de los derechos laborales. La propuesta de la Comisión Europea, impulsada por el Reino Unido, países nórdicos y de la Europa Central y del Este, mantenía como norma general la jornada máxima de 48 horas semanales, pero con la posibilidad del llamado opting out, es decir, que quien quisiera pactara libremente la duración de jornada con un máximo de 60 horas (65 en las profesiones donde cuenta el tiempo de guardia).
Alejandro Cercas, eurodiputado socialista que fue el portavoz de la resistencia a la reforma, estaba eufórico: “Hemos impedido una situación que iba a es…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.