Puebla. Con la entrada en vigor de las últimas leyes de reforma de la Seguridad Social, ha comenzado formalmente en México la privatización parcial del sistema de pensiones. Fondos privados recibirán las cuotas, invertirán ese dinero en los mercados financieros, con ciertos límites a la especulación, y distribuirán los beneficios entre los trabajadores.
Hasta ahora, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cobraba las cuotas de Seguridad Social, pero la administración dejaba mucho que desear (ver servicio 11/96). El nuevo sistema autoriza a instituciones privadas denominadas Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES) a administrar las cuotas del seguro de retiro, de la cesantía en edad avanzada y vejez, las aportaciones al fondo nacional de la vivienda y las aportaciones voluntarias y adicionales. Las AFORES invertirán estos recursos en los mercados financieros e ingresarán los beneficios en la cuenta individual de cada trabajador.
La Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Confar) estableció que las AFORES tendrán que invertir esos recursos en las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (SIEFORES). Éstas, a su vez, invertirán al menos el 51% de su activo total en títulos emitidos por el Estado, o sea, se ha preferido conservar el valor de las pensiones a asumir riesgos para lograr mayor rentabilidad. La medida limita también la inversión de fondos en los sectores productivos, por lo que no contribuirá tanto a la necesaria creación de empleo.
Las SIEFORES podrán destinar un máximo del 35% de los recursos a títulos de deuda de empresas privadas e instituciones de crédito. Con el fin de evitar «conflictos de intereses» y promover la diversificación de las inversiones, no podrán invertir más de un 10% de su cartera en una sola empresa y tampoco más del 5% en empresas ligadas con la AFORE que administra los fondos.
El ex director del IMSS aseguró que el trabajador asumirá todo el riesgo, quedando en estado de indefensión al trasmitírsele los riesgos del mercado financiero. Sin embargo, a juicio de algunos, el mayor problema es el alto nivel de recursos que se trasmitirán al gobierno, pues, aunque mejora la situación financiera, supone una menor canalización de recursos al sector privado.
El coste medio anual de la gestión de cada una de los 10 millones de cuentas de los afiliados será de 47 dólares, según estimaciones de Ralf Peters, director de la AFORE Bancomer. Un coste sensiblemente más bajo que los 120 dólares que cuesta en Estados Unidos, los 102 en Chile o los 96 en Argentina.
Las comisiones que cada AFORE cobre por servicios a los trabajadores también serán más bajas que en otros países: desde el 1,8% hasta el 2% anual para un sueldo equivalente al triple del salario mínimo.
Xavier Ginebra Serrabou