Cuando en la Cumbre Mundial sobre el Clima, en septiembre, el presidente venezolano Nicolás Maduro apuntó con el índice a los países más ricos por consumir el 84 por ciento de la energía y contaminar el planeta, olvidó barrer la propia casa: los precios de la gasolina en Venezuela son, según Global Petrol Prices (GPP), los más bajos del mundo ($0,01 el litro), con lo que no existe ningún incentivo para que el consumidor reflexione sobre la necesidad de utilizar racionalmente el recurso.
Sucede que hay cierto temor oficial a modificar unos precios tan generosos. En 1989, cuando el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez decretó un alza de los precios locales del combustible, el estallido social –que no fue solo por mantener barata la gasolina– p…
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